El diseñador groenlandés Aannguaq Reimer-Johansen lanzó una provocadora gorra con el lema «Make America Go Away» (Hagamos que EE.UU. desaparezca), donde respondió con humor político el icónico eslogan de Donald Trump.
Este lanzamiento coincide con la visita del vicepresidente estadounidense JD Vance y su esposa Usha a la base militar de Pituffik, programada para el 27 de marzo.
Reimer-Johansen define su diseño como una «ofensiva de encanto» que desafía la creciente influencia de EE.UU. en Groenlandia. «El humor también es resistencia», afirma el artista, quien combina moda y activismo para cuestionar las ambiciones geopolíticas en el Ártico. Su gorra se convierte en una herramienta de expresión que invita a la reflexión sobre el futuro de la isla.
La prenda ya circula en redes sociales, donde muchos groenlandeses aplauden su mensaje audaz. La base de Pituffik, un enclave estratégico para la defensa espacial estadounidense, genera recelo entre quienes defienden la soberanía local. «No queremos ser un peón en el tablero de Washington», advierte Reimer-Johansen, enfatizando la necesidad de que Groenlandia mantenga su autonomía y voz en decisiones cruciales.
El contexto político refuerza el simbolismo de la gorra. Las elecciones del 11 de marzo dieron la victoria al partido Demokraatit, que promueve una mayor autonomía frente a Dinamarca y un distanciamiento de EE.UU. Reimer-Johansen vincula su obra a este impulso:
«Groenlandia debe decidir su futuro sin presiones externas», subrayando la importancia de una identidad propia y una dirección independiente.
Fabricada con materiales locales, la gorra también reivindica la producción autóctona. «Es un recordatorio de que nuestra cultura y recursos nos pertenecen», destaca el creador, quien planea destinar parte de las ventas a iniciativas independentistas que buscan fortalecer la soberanía groenlandesa.
La visita de Vance busca afianzar la alianza militar, pero iniciativas como esta revelan el creciente malestar entre los groenlandeses a través del humor político. Mientras Washington amplía su presencia en el Ártico, Groenlandia responde con creatividad y una dosis de ironía para defender su voz en el escenario global. La gorra no solo representa una crítica, sino también un llamado a la unidad y a la autodeterminación en un momento histórico crucial para la isla.
