Este 28 de julio se conmemoran 66 años del nacimiento de Hugo Rafael Chávez Frías. Y a la luz de las más recientes agresiones de Estados Unidos, el comandante eterno se erige como egregio campeón del Bolivarianismo y titán del antiimperialismo. Fue sin duda el barinés, como ningún otro, el líder que no sólo interpretó mejor el ideal bolivariano de la Patria Grande, sino que consagró su existencia a materializarlo.
Deslumbrado desde muy joven por el genio militar y las grandes hazañas del Libertador, Chávez fue un conocedor a profundidad del pensamiento de Bolívar. Cada vez que hablaba del padre de la Patria era fácil ver como se emocionaba, prácticamente se convertía en una llamarada.
Por ello el arañero de Sabaneta tenía que resultar indigesto a las oligarquías de “grandes cacaos” y “pelucones”. Todos ellos herederos legítimos del Santanderismo temblaban de miedo y de rabia, cada vez que Chávez iluminaba el camino de la nueva integración, basado a su vez en el legado del Libertador.
Doctrina bolivariana
Chávez hizo letra viva la doctrina bolivariana. En realidad, su pensamiento fundacional transversalizó los aspectos medulares de la Revolución que él encabezó en este siglo XXI. En primer lugar se esforzó por supeditar lo económico a lo social, para impulsar un sistema de gobierno capaz de garantizar la máxima suma de felicidad posible para el pueblo.
De esta idea central del Bolivarianismo surgen conceptos claves del chavismo como: la democracia protagónica y participativa, el vivir viendo, mandar obedeciendo al pueblo, la creación de las comunas y el Poder Popular.
Fue un afán permanente de Chávez saldar la deuda social acumulada por siglos. Para ello estructuró una vasta red de Misiones Sociales, que permitió logros resonantes como la erradicación del analfabetismo y una más equitativa redistribución de la riqueza nacional.
Inspirado en Bolívar se reivindicó legal y materialmente a nuestros pueblos indígenas originarios, a los afrodescendientes, a las mujeres y al campesinado. Esa fue la misma lucha del Libertador en su tiempo y también fue la razón fundamental por la cual las oligarquías le execraron y hasta intentaron asesinarle.
Chávez era un firme defensor de la igualdad sostenida y practicada, tal como se predicaba en el Bolivarianismo. El Comandante tomó el testigo de la lucha antiimperialista de los pueblos del planeta. Plantando cara con coraje a las pretensiones inmorales de las cúpulas que gobiernan el mundo.
Cuando nadie se atrevía a hacerlo por temor a represalias denunció la masacre de niños inocentes en Irak. Y siempre mandó un claro mensaje al “mister Danger” de entonces. A quién le recordó que el pueblo y su Fuerza Armada estaban prestos para defender el suelo sagrado de la Patria.
Nueva integración
Promovió activamente una nueva integración latinoamericana y caribeña. Era un firme creyente de la necesidad de estrechar lazos, hasta conformar un ejército común, una moneda y fondos de financiamiento compartidos. Así como estrategias conjuntas de producción, formación, información, cultura y entretenimiento. Síntesis perfecta del Bolivarianismo.
Con la derrota del ALCA en 2006 el prestigio y la influencia de Chávez crecían de forma arrolladora. La vida no le alcanzó para ver culminada la obra de la segunda Independencia como él mismo proclamaba. Sin embargo, las fundaciones están echadas en el corazón del pueblo venezolano y el proyecto sigue adelante indetenible.
Hoy por hoy su pensamiento y su recuerdo están más vivos que nunca. Sirven de aliento para resistir un acoso criminal en todos los ámbitos. Bajo la conducción del presidente, Nicolás Maduro y líderes históricos como Diosdado Cabello, el pueblo venezolano soporta las más duras pruebas. Y lo hace porque se sabe heredero de las glorias de Bolívar y de Chávez.
Ambos venezolanos titanes del antiimperialismo contra unos Estados Unidos como “predestinados por la providencia a plagar la América de miseria a nombre de la libertad”. No lo hemos permitido, ni lo haremos.