“Grandes Ligas de EE.UU. suspende participación en béisbol de Venezuela” fue el titular de Reuters en agosto del 2019, mientras que el Venezolano de Miami titulaba; “¡Confirmado! MLB prohíbe a peloteros de su liga jugar en Venezuela” y el Nuevo Herald se preguntaba si “¿Podrá el béisbol venezolano escapar de las sofocantes sanciones contra Maduro?”.
La Major League Baseball (MLB) asumía entonces las «sanciones» del Gobierno de Donald Trump contra el pueblo de Venezuela, en éste caso toda la artillería iba contra el principal deporte de Venezuela, afectando a la Liga Venezolana de Béisbol Profesional y a millones de seguidores.
El Objetivo era claro, aumentar las presiones contra el pueblo, prohibiendo a los jugadores venezolanos y extranjeros jugar con cualquier equipo, acción que posteriormente fue “suavizada” limitando las medidas a los equipos Navegantes del Magallanes y Tigres de Aragua, por supuestamente mantener vínculos económicos con el gobierno de Nicolás Maduro.
A pesar de este escenario el campeonato comenzó y el pueblo venezolano, amante del béisbol históricamente, se volcó a los estadios donde fueron llenándose a medida que la serie avanzaba en una muy emocionante y reñida tabla de posiciones.
Llegó enero y con él, la final del campeonato entre Caribes de Anzoátegui y Cardenales de Lara, mientras que el pueblo venezolano continúa enfrentando valientemente las amenazas y sanciones.
Barquisimeto se vistió de gala para recibir a sus »pájaros rojos», las colas en el estadio para comprar las entradas eran interminables y la gente volvió a llenarlo; teléfonos inteligentes, cervezas y comida era lo que se veía por televisión, un estadio abarrotado de guaros que vieron a su equipo coronarse Campeón de la temporada 2019-2020 y defender su título.
Venezuela, un país asediado, donde existe una supuesta “crisis humanitaria”, donde hay un “Presidente Encargado” viajando por el mundo con financiamiento del Gobierno de los Estados Unidos (mientras bloquea a la economía venezolana) diciendo que vivimos en un país sin alimentos, medicinas ni libertades.
Se viven dos realidades: la ficticia, que sólo se la creen en el extranjero y la real, la vivida ayer en Barquisimeto, donde la gente se volcó a las calles a celebrar lo que parece un simple campeonato de béisbol, pero significa un triunfo para el pueblo venezolano que sigue resistiendo a la canalla con alegría.