por: María Alejandra Díaz Marín
Desde 1944, EEUU promovió el establecimiento de tres sistemas mundiales: político (ONU), comercial (Gatt), Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, (WTO), Organización del Comercio Mundial y monetario-financiero (Bretton Woods) para establecer el liderazgo mundial del dólar.
En 1971, Nixon y la FED eliminan el patrón oro, presionan a la Opep y a Arabia Saudita para que las transacciones mundiales de petróleo fueran establecidas en dólares, contraviniendo el artículo 1 de su propia Constitución: es dinero lo respaldado en oro y plata, acuña y regula su valor es el Congreso.
Gradualmente, el abandono de la economía real los desindustrializó, pero los convirtió en imperio financiero, usando el dólar como arma para la expansión colonial y monetizando su deuda al infinito. Todas las expansiones financieras conllevan a una acumulación por desposesión (Harvey), a través de prácticas caníbales y devaluaciones forzadas.
Esa hegemoney, en Venezuela, se manifestó el 3 de febrero de 1999 con el retiro por parte del Eximbank y otros organismos internacionales del G-8, los Export Credit Agencies, dejando sin cobertura de los riesgos crediticios a los financiamientos otorgados a la República y a Pdvsa.
Hay que quebrar la hegemoney de la monetización de la FED, con la de los commodities, sobre todo el oro, concediéndole estatus dinerario a las riquezas del subsuelo y superficie, con total poder liberatorio inmediato, mediante dos estrategias: una de reingeniería financiera y otra física.
Con la cuantía de patrones monetarios del país (petróleo, gas natural, oro, y diamantes, entre otros) lograremos derrotar cualquier brote inflacionario, manteniendo estable el valor de nuestra moneda mediante la aplicación del Índice de Estabilidad Monetaria (IEM), mecanismo para la incorporación o desincorporación de volúmenes del patrón o patrones para controlar, por una parte, el aumento o disminución de la cotización, y por otra, la disminución del volumen del citado patrón por efecto de su extracción.
La guerra imperial contra el país y su visión de “retaguardia estratégica de EEUU” debemos superarla en un acto audaz de soberanía monetaria y financiera creando nuestra hegemoney respaldada en commodities. Es inaplazable y urgente.