La Guerra entre Armenia y Azerbaiyán no es solo un conflicto de 2 países que se disputan Nagorno Karabaj; también es el teatro de operaciones de un viejo odio que todavía no caduca entre armenios y turcos.
El gobierno armenio volvió a reiterar esta semana que el apoyo de Ankara a Azerbaiyán no es solo político sino efectivo en el campo de batalla.
De acuerdo al primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, el gobierno de Erdogan envió a la zona de conflicto mercenarios sirios para apoyar a las fuerzas azeríes en Nagorno Karabaj.
Por su parte, Turquía ha salido al paso desmintiendo esta acusación.
Según Pashinián, los mercenarios habrían sido reclutados en la zona norte de Siria, región en la que Turquía tiene una presencia militar cuestionada por Damasco.
Apoyo turco a Azerbaiyán
Al comienzo del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, Erdogan expresó su apoyo al gobierno de Bakú; a quien le reconoce su legítima soberanía en el territorio disputado de Nagorno Karabaj.
Para Armenia el apoyo turco a Azerbaiyán es una intromisión ilegal en la guerra; aderezada con la intención deliberada de afectar a su país con combatientes sin más inspiración para pelear que el dinero y estimulados por la droga.
Según el gobierno armenio, algunos de estos mercenarios habrían sido encontrados con jeringas en sus bolsillos y con las que se inocularían narcóticos.
A esta denuncia del premier Pashinián se sumó Francia, que habría confirmado también que Turquía entrenó y reclutó supuestos mercenarios para intervenir en la guerra de Nagorno Karabaj en favor de la causa de Azerbaiyán.
Sobre este tema, Enmanuel Macron habría dicho que “este es un hecho nuevo muy grave que cambia la situación”; y compartió esta preocupación con el presidente ruso Vladimir Putin, con quien sostuvo una llamada telefónica esta semana.
Un viejo odio
La intervención de Turquía a favor de Azerbaiyán y en contra de Armenia no solo parece ser la solidaridad automática entre 2 naciones de confesión musulmana, sino también la continuación de un viejo odio que no caduca.
De acuerdo a la historia, el antiguo imperio otomano habría sometido al pueblo armenio a un proceso masivo de desplazamiento y exterminio que liquidó a casi 2 millones de personas de esa nación.
Este proceso denominado como el primer genocidio moderno transcurrió entre 1915 y 1923; pero Turquía se niega a reconocer que contra Armenia se perpetró un crimen sino un conflicto derivado luchas interétnicas, enfermedades y hambre.
