Guerra de pasiones

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por: Maryclen Stelling

En el complejo panorama actual signado por la agudización de la crisis, la degradación social y la confrontación política “a muerte”, la palabra carece de valor ante la presión que, sobre la ciudadanía, ejercen eventos, objetos y acciones, vinculados a enfrentamientos armados, guerra, invasión…

Subyace un escenario profundamente simplista y simplificador del conflicto, de la confrontación y, por ende, del “otro”. Marco donde la individualidad se diluye y los enemigos se construyen mutuamente para, desde allí, adversarse y eliminarse.

La confrontación tiene lugar desde una extrema polaridad en la que juegan papel primordial las pasiones bélicas y donde la victoria de uno supone la desaparición del otro. Campean libremente el odio, la ira, la venganza, el desprecio, el deseo de someter, derribar, desarmar, doblegar o eliminar al adversario. En suma, negarlo, borrarlo y desaparecerlo sin importar los medios. Impera una subjetividad que avala cualquier salida violenta, en tanto supuesto instrumento ético y de justicia para lograr la paz y el orden deseados. Todo ello agravado por la transnacionalización del conflicto que fomenta la estrategia violenta. Con absoluto desprecio a la palabra y en desmedro de las consecuencias, se pretende imponer la voluntad a través de la fuerza física. La guerra es un acto de fuerza y no hay límite para la aplicación de dicha fuerza. De allí que Jacques Lacan levante la siguiente interrogante “¿No sabemos acaso que en los confines donde la palabra dimite empieza el dominio de la violencia, y que reina ya allí, incluso sin que se la provoque?”

En ese contexto, nos demandamos ¿cómo derrotar la lógica de la guerra? ¿Cómo apartarnos de las prácticas violentas de representación y participación? ¿Cómo reconstruir el tejido social? ¿Cómo abrirnos a nuevas miradas sobre la convivencia, el dialogo, la concertación?

Lentamente y en paralelo a este escenario bélico, va emergiendo en el panorama político una nueva dinámica de búsqueda, de exploración de nuevas alternativas de sociedad, en la procura de una nueva subjetividad que promueva el reconocimiento del otro, el diálogo, la paz en democracia. Una suerte de centro político emanado o expulsado de la polarización radical violenta, comienza a impulsar por la vía política, estrategias para una construcción social incluyente y una salida pacífica al país.

Maryclen Stelling

@maryclens

publicado en www.ultimasnoticias.com.ve

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