En cualquier ámbito de la vida si uno se traza una meta, la evaluación será favorable o desfavorable en función de los objetivos alcanzados. Juan Guaidó es un ejemplo patético de alguien que prometió a sus seguidores una cima y, luego de casi 2 años de incoherencias, sólo les ha dado una fosa. Es normal que sólo puedan sentir frustración.
De la ridícula cantaleta del cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, sólo ha quedado la desesperanza. Es una realidad objetiva, que el propio Guaidó en entrevista concedida a un medio ultra opositor se vio obligado a confesar.
«Uno puede estar frustrado pero lo vamos a seguir intentando. (…) Medir la cantidad de frustración no es sencillo. Quizás todos tenemos un poco. (…) Puede que en este momento haya un poco de frustración, porque no hemos logrado el objetivo principal que nos planteamos, que es salir de Nicolás Maduro, aún sabiendo que hemos hecho mucho», expresa el autoproclamado.
Obviamente trata de matizar su fracaso, alegando que es sólo un «poco» de frustración, pero tantas rupturas y abandonos en estos días son un signo inequívoco. Como dice la sabiduría popular: las derrotas son huérfanas. Y hoy por hoy, Guaidó es un sinónimo de varias palabras negativas: en primer lugar la derrota, pero le siguen ahí, ahí, la estafa, la soledad, la imbecilidad y el antivenezolanismo.
Hallacas sin Maduro
Sin embargo, reincidente en la estupidez, Guaidó le sigue faltando el respeto a sus seguidores con una nueva promesa descabellada. Asegura que este diciembre existen posibilidades de comerse las hallacas sin Maduro en el poder.
Pero el mismo se cuida de aclarar que se trata de una posibilidad. No es una certeza. La periodista le pregunta: «¿Y es posible salir del régimen este año?», entonces el caballero recula: «No quisiera amarrarme a una fecha, pero yo creo que siempre es posible«.
Todo indica que el 6 de diciembre cuando se renueve el poder legislativo, la población venezolana se comerá sus hallacas sí, pero lo que va a desaparecer es esta mamarrachada política del interinato. Es bastante probable que Guaidó deba partir al exterior a «gobernar» desde el exilio.
Rayando en el colmo del cinismo, Guaidó asegura que no tiene recursos para hacer sus hallacas, porque con Maduro en el poder no tiene medios para hacerlo. Sin embargo, el país ha presenciado atónito, como una mafia insaciable se ha apropiado de enormes riquezas que le pertenecen a la nación.
Citgo, Monómeros, el oro de las reservas internacionales, más las múltiples denuncias de extorsión a empresarios norteamericanos, son sólo algunas pruebas increíbles de cómo esta gente ha amasado enormes fortunas.
