Grupo Madera y El Chichón: 40 años del navegar sin retorno

40 años se cumplen de la tragedia en la que perdieron la vida integrantes del reconocido Grupo Madera; y de la agrupación teatral El Chichón de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Algunos de los sobrevivientes aseguran que no hay duda en afirmar que se trató de un vil atentado y de una masacre fría y planificada.

Luego del naufragio de la embarcación que causó la muerte de la mayoría de los integrantes del Grupo Madera y El Chichón en el río Orinoco; los sobrevivientes exigen justicia, pues consideran que nunca se les dio una respuesta de lo que ocurrió.

Armando Carías, uno de los que contaron la historia, asegura existen suficientes indicios que comprueban que no fue un simple naufragio productos de negligencia de los pasajeros; como se intentó mostrar, sino que se trató de toda una emboscada que respondió a los intereses políticos y económicos de la época.

“Hay que contextualizar las circunstancias por las cuales se da la tragedia del Orinoco, no fue un barco que se hundió y ya. Estamos hablando del año 1980, cuando era presidente de Venezuela, el copeyano Luis Herrera Campins; época en la cual todo el entramado de poder estaba centralizado por el presidente de la República”, explicó en una entrevista.

Además, Carías agregó que los grupos artísticos y culturales, que teníamos una actividad de compromiso con la comunidad y de defensa con la identidad; no éramos bien vistos. Y el hecho de que un grupo como Madera o como El Chichón quisieran llevar un mensaje de reivindicación de la cultura popular a las comunidades indígenas de Amazonas; nos convertían en unos intrusos de unos espacios negados a actividades de esas características”.

Por su parte, El Grupo Madera era una  agrupación musical creada por: Juan Ramón Castro, Ricardo Quintero, Jesús  “Chu”  Quintero, Felipe Rengifo “Mandingo”, y Carlos Daniel Palacios en 1977, en el barrio Marín, de San Agustín del Sur (Caracas); que tuvo el propósito de proyectar y difundir las manifestaciones culturales afrovenezolanas, tanto por medio de la investigación de las raíces africanas asociadas a la cultura nacional; así como por la interpretación de dichas manifestaciones.

La tragedia

El río se llevó mucho más que voces y cuerpos, se llevó la verdad de lo ocurrido y el agua diluyó en silencio mediático las cuantiosas dudas sobre ese día. Emprendieron el viaje hacia San Fernando de Atabapo, estado Amazonas, sin saber que esta sería un navegar sin retorno. 50 personas, entre músicos, guardias nacionales y tripulación, abordaron la embarcación Esther, una falca propiedad de la Fundación del Niño, organización que era dirigida por la primera dama de la República, Betty Urdaneta de Campíns.

“Nos abandonan a nosotros, unos jóvenes sin ningún tipo de experiencia en materia de salvamento y mucho menos en naufragio. Nos dejan solos y ahí comienza nuestra zozobra y el caos dentro del barco que se está hundiendo y ni siquiera había salvavidas”, añadió Carías, al relatar cómo la embarcación se iba hundiendo poco a poco a pesar de las advertencias de los presentes y que luego los guardias se lanzaron al agua y los dejaron solos, instrumentos mojados y el caos dentro del barco, sin salvavidas ni nociones de nadar.

Ese día perdieron la vida 18 jóvenes venezolanos y venezolanas,  de los cuales, 11 de las víctimas eran del Grupo Madera, 2 jóvenes de Amazonas,  2 de Barquisimeto, 1 del Grupo Chichón de la Universidad Central de Venezuela, 1 miembro de la Armada y 1 excursionista.

El recuerdo

4 décadas han pasado y aún siguen haciéndose preguntas sobre ese fatídico día. Por lo pronto recordar el legado musical y artístico de quienes ya no están, es la misión de muchos.

 


 

 

Victoria Torres: