El Gobierno venezolano, a través de su Canciller Yván Gil, respondió con vehemencia y sin ambages al reciente comunicado emitido por el Gobierno de Ecuador.
Dicho comunicado ecuatoriano instaba a sus ciudadanos a abstenerse de viajar a Venezuela, una acción que el Canciller Gil no solo desestimó, sino que también condenó con términos directos y severos, calificándola de sumisa a intereses extranjeros y profundamente ridícula.
La controversia se encendió cuando la cancillería ecuatoriana difundió una alerta de viaje para sus connacionales. En su mensaje, argumentaba supuestos «riesgos de detenciones arbitrarias y falta de garantías y derecho a la defensa» en territorio venezolano.
Ante esta insólita y, a juicio de Venezuela, infundada advertencia, el Canciller Yván Gil no tardó en manifestar su más profundo y enérgico repudio. De hecho, utilizando sus plataformas digitales para dirigirse directamente a la opinión pública y al gobierno ecuatoriano, Gil posteó un mensaje cargado de indignación:
«¡Qué ridiculez más grande proveniente de un gobierno arrastrado y sobón de los gringos…. Fuerza Ecuador!». Con estas palabras, el diplomático venezolano no solo ridiculizó la postura ecuatoriana, sino que también la señaló como una clara muestra de servilismo hacia los Estados Unidos.
Al mismo tiempo, expresaba un paradójico mensaje de aliento al pueblo ecuatoriano, diferenciándolo de su gobierno. Esta declaración subraya la percepción venezolana de una maniobra hostil y carente de fundamento por parte de las autoridades de Quito.
En un giro que demuestra la política de reciprocidad y la firmeza en la defensa de sus principios y ciudadanos, el Canciller Gil, actuando en consonancia con las directrices del Gobierno nacional, informó sobre una medida similar, aunque dirigida hacia otra nación.
Efectivamente, más temprano, el propio Gil había anunciado a través de su canal de Telegram que Venezuela tomaba la decisión soberana de emitir una «Alerta de Viaje para todos los ciudadanos venezolanos». Esta alerta, de manera inequívoca, desaconseja enfáticamente cualquier desplazamiento hacia los Estados Unidos de América. Es más, el gobierno venezolano fue un paso más allá en su advertencia, demostrando su preocupación por la seguridad de sus nacionales.
Con notable seriedad, el Canciller Gil comunicó que el Gobierno nacional insta «a los ciudadanos venezolanos que actualmente residen en territorio estadounidense a considerar abandonar dicho país». Esta drástica recomendación se fundamenta en graves preocupaciones sobre la seguridad y el bienestar de los venezolanos en suelo norteamericano.
El comunicado oficial venezolano, que sustenta esta alerta, es explícito al detallar las razones. Según el documento, «los venezolanos en EEUU, son víctimas de un sistemático patrón de violaciones a sus derechos humanos».
El texto denuncia que las autoridades estadounidenses detienen arbitrariamente a los venezolanos, los separan cruelmente de sus familias y, de forma alarmante, los trasladan a campos de concentración en terceros países. El gobierno venezolano califica estas acciones como «una práctica inaceptable que recuerda los peores capítulos de la historia contemporánea», evidenciando así la extrema gravedad de la situación que denuncia ante el mundo.
En definitiva, la respuesta del Canciller Yván Gil al gobierno de Ecuador y la subsiguiente alerta de viaje hacia Estados Unidos reflejan una postura diplomática activa, soberana y sin concesiones por parte de la República Bolivariana de Venezuela. El gobierno venezolano demuestra así que no tolera lo que considera actos de sumisión o provocaciones infundadas.
En consecuencia, actúa con firmeza para proteger la dignidad nacional y la seguridad de sus ciudadanos dondequiera que estos se encuentren. Asimismo, Venezuela eleva su voz para denunciar ante la comunidad internacional las graves violaciones de derechos humanos y las crueles campañas de xenofobia que, asegura con vehemencia, enfrentan sus connacionales, reafirmando su compromiso inquebrantable con la justicia y el respeto mutuo entre las naciones.