El opositor venezolano, Henrique Capriles Radonski, activó las alarmas al denunciar una fuerte campaña de desprestigio dirigida a socavar su imagen pública y política. Capriles, afirmó de manera contundente que sectores interesados orquestan una operación mediática para silenciar sus críticas y debilitar su liderazgo. Por consiguiente, el político refutó categóricamente los reportes recientes que lo vinculan con supuestas reuniones secretas o diplomáticas de alto nivel, incluyendo un encuentro con el embajador de Catar en Venezuela.
De hecho, el exgobernador del estado Miranda calificó los reportes en cuestión como «burdos, piratas y chimbos», términos que reflejan su profundo rechazo a la falsedad de la campaña. Capriles criticó particularmente las menciones a supuestas «filtraciones de documentos», señalando que esta es una técnica vieja y desgastada que se utiliza recurrentemente para crear narrativas falsas.
El opositor no vaciló en interpretar estos ataques como parte de una estrategia mayor que busca suprimir las voces que promueven un camino diferente al confrontacional. «Esto no es nuevo. Esto es tratar de que no hables, apabullarte de campaña de odio», sentenció Capriles. Además, argumentó que su enfoque en las ideas, propuestas y proyectos, en lugar de seguir figuras específicas, le ha generado ataques provenientes de ambos extremos del espectro político venezolano.
En otras palabras, Capriles explicó que su postura de equilibrio y moderación lo convierte en un blanco tanto para el oficialismo como para las facciones más radicales dentro de la propia oposición. Por lo tanto, él sigue manteniendo una línea discursiva que privilegia la búsqueda de soluciones prácticas sobre la polarización ideológica.
La firme declaración de Capriles se inserta en un contexto de creciente fricción y reorganización interna dentro de la plataforma opositora en Venezuela. Este escenario político ha visto cómo las diferencias entre las facciones se hacen más patentes, especialmente en lo que respecta a las estrategias a seguir frente al gobierno de Nicolás Maduro.
Consecuentemente, la posición de Capriles refleja su continuo distanciamiento de los grupos de ultraderecha venezolana, quienes han impulsado en el pasado posturas de confrontación más extremas y han sido objeto de severas críticas por su falta de resultados concretos. Mientras tanto, Capriles insiste en que la única vía efectiva es la construcción de consensos y la participación electoral bajo condiciones de justicia y transparencia.
Capriles enfatizó la necesidad de que la dirigencia opositora se centre en los intereses de los venezolanos y no en disputas internas o agendas personales. Además, el líder político reiteró su compromiso con una política constructiva y su rechazo a caer en el juego de las descalificaciones y las noticias falsas que solo benefician a quienes desean mantener el statu quo. Finalmente, Henrique Capriles negó categóricamente haber sostenido reuniones con el embajador de Catar en Venezuela.
«En mi vida me he reunido con un catarí, nunca, ni con el embajador de Catar en Venezuela«, afirmó el opositor.



