Fuertes disturbios se presentaron en la ciudad de Filadelfia, en los Estados Unidos, luego que 2 agentes de la policía asesinaran a quemarropa a un ciudadano afronorteamericano. En esta oportunidad, la víctima fatal fue Walter Wallace Jr., de 27 años. El crimen quedó registrado en vídeos que circularon por las redes sociales.
Philadelphia cops fatally shot Walter Wallace Jr. today, firing 10+ times at him while he stood at least 10ft away. He allegedly had a knife but cops made NO attempts at de-escalating the situation in this video. They went straight to killing Wallace in front of his loved ones! pic.twitter.com/U2zYGqK7Ag
— Ben Crump (@AttorneyCrump) October 27, 2020
El homicidio desató una serie de protestas que comenzaron de forma pacífica, pero que luego derivaron en saqueos, disturbios y caos generalizado.
Looters are systematically hitting up stores and vehicles as the city of Philadelphia burns. What started as peaceful protests for the fatal shooting of Walter Wallace Jr has turned into sheer chaos #Philly #phillyprotests #BLMprotest #WalterWallaceJr #BLM pic.twitter.com/46XNkrkDYp
— OSI News (@osiworldnews) October 27, 2020
Racismo y supremacismo
El fenómeno de la brutalidad policial contra la población afroestadounidense se ha convertido en una enfermedad ya crónica de la sociedad norteamericana. Este año 2020 ya se registran varios casos de homicidios que revelan un uso excesivo de la fuerza, siendo el George Floyd el que más conmoción mundial ha causado.
Sin embargo, las fuerzas policiales norteamericanas, continúan cometiendo atropellos, como si nada. Esto a pesar de los disturbios, el repudio de la opinión pública internacional y el activismo del movimiento Black Lives Matter.
El racismo norteamericano, como explica el historiador venezolano, Vladimir Acosta, representa una característica intrínseca de la psique colectiva de las élites dominantes en ese país. Fundamentalmente, a causa del supremacismo blanco y protestante, que conforma una suerte ideología para estas cúpulas. En general se consideran personas elegidas por Dios para gobernar el mundo. Con semejante marco referencial, los negros, latinos y árabes no pasan de ser «razas inferiores», con las cuáles no sólo no debe haber mestizaje, sino que debe mantenérseles a raya empleando la fuerza bruta.
Esto explica porque 1 de cada 65 jóvenes negros es asesinado a manos de la policía. Y también porque la mayoría de estos agentes son liberados, sin pagar condena. Como ocurrió con los homicidas de Tamir Rice, un niño de 12 años, asesinado en 2015, porque llevaba consigo una pistola de juguete. O como ha pasado este año 2020 con los ejecutores de George Floyd, todos gozando de libertad bajo fianza.
Se estima que cada año la policía norteamericana asesina a mil personas. Los negros tienen 3 veces más probabilidades de entrar en esa lista fatal que los blancos. Una realidad sórdida del american way of life, que tiende a aceptarse como natural en cierta prensa y ciertos entornos.