El exjefe paramilitar colombiano, Salvatore Mancuso, promete seguir hablando sobre la verdad del conflicto interno en su país, a pesar de la oposición de algunos políticos a los que no les conviene.
Mancuso dijo esto y más en una carta que le envió al exnegociador de los Acuerdos de Paz de La Habana, Álvaro Leyva; en ella descarta que su petición de ser repatriado a Italia sea una excusa para evadir la justicia colombiana, sino un modo para salvar su vida.
El otrora líder de las Autodefensas Unidas de Colombia es señalado de cometer crímenes de guerra y delitos de narcotráfico en su país, por el cual fue extraditado a los EE.UU. y cumplió condena de 15 años que terminó el pasado mes de marzo.
Venganza por hablar
Sobre la extradición, Mancuso aseguró en la carta que fue una maniobra para callarle cuando había revelado que tanto el expresidente Uribe y el actual embajador del país en Washington, Francisco Santos “fueron personas muy cercanas a las AUC”.
En la misiva Mancuso dijo que a quienes no les interesa que se conozca la verdad tratan de intimidarlo; y esos han acudido al recurso de la amenaza, la tortura y la persecución política.
En esta respuesta a Álvaro Leyva, Mancuso se mostró dispuesto a seguir colaborando para revelar toda la verdad de su participación en el conflicto interno; pero añadió que “es indispensable y necesario que las verdades sean conocidas en tiempo real, sin ediciones y sin limitaciones”.
Dispuesto a colaborar
Para seguir contrarrestando la supuesta intención de evadir la justicia; el exjefe paramilitar expresó que “estoy preparado y listo para asistir a sesiones públicas, conjuntas, a través del medio que sea necesario con las personas que en el pasado confrontábamos en la guerra y con excompañeros de las AUC, quienes, como yo, están convencidos de que solo la verdad puede conducir a la transformación y construcción de una Colombia nueva».
Sobre lo que se sabe hasta ahora de la historia de la guerra en ese país, Mancuso fue tajante: «Colombia no conoce la verdad; porque no hubo ni existe interés político de que esto ocurriera ni ocurra”.
Al mismo tiempo opinó que la paz que vino después de la guerra fue peor “ya que se instrumentaliza la justicia como forma de venganza”.
Y a la clase tradicional política del posconflicto los calificó de cínicos que “se rasgan las vestiduras exigiendo verdad; pero hipócritamente se impide la reconstrucción de la misma”.
