Por: Francisco Ameliach
En la madrugada del 30 de abril, la frase más pronunciada en los pasillos de la Casa Blanca, según lo confiesa el mismísimo Elliott Abrams “emisario especial” del Departamento de Estado para tratar los “asuntos con Venezuela”, fue: “están apagados”
El “emisario especial” del gobierno de Estados Unidos se refería a los teléfonos celulares de altos jefes militares, que según él, estaban comprometidos en el golpe de Estado contra el presidente Nicolás Maduro, delito en el cual finalmente no participaron más de 25 efectivos militares que salieron corriendo detrás de López y Guaidó a esconderse en diferentes embajadas.
Días anteriores a la intentona golpista, Elliott Abrams había manifestado que los chavistas constituían una fuerza socio-política innegable que debía derrocar al presidente Nicolás Maduro para “salvar” el legado de Chávez.
Es decir, reconocía la incapacidad de la derecha venezolana de derrocar al presidente Nicolás Maduro e iniciaba toda una campaña de intrigas para dividir a las fuerzas chavistas ofreciendo una supuesta transición dirigida por militares y civiles “chavistas”.
Como dijo Chávez y ahora ratifica el presidente Maduro, el imperialismo y sus lacayos nacionales e internacionales siempre sacan mal las cuentas porque nunca analizan al factor determinante de la Revolución Bolivariana: el pueblo organizado, el civil y el militar unidos en perfecta comunión de amor por la Patria con conciencia histórica y convicción anti imperialista.
Un verdadero chavista puede estar inconforme, ser critico y cometer cualquier error propio de los seres humanos, pero jamás puede prestarse al juego del imperialismo que dirige una guerra multifactorial y criminal contra el pueblo de Venezuela para someternos a un nuevo coloniaje y saquear nuestras inmensas riquezas naturales, especialmente las petrolíferas.
Ser chavista significa seguir el ideal bolivariano que es esencialmente antii mperialista, ideal rescatado por Chávez en la postrimería del siglo XX para sembrarlo en lo más profundo del alma popular y militar, siembra que se manifiesta hoy en día como indestructible unión cívico-militar.
Para las pretensiones imperialistas y los cantos de sirenas, los celulares del Pueblo chavista cívico-militar venezolano están apagados.
¡Leales siempre, traidores nunca!
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