La épica del chavismo se remonta a ese evento democrático que derrotó a las élites gobernantes venezolanas en todo el territorio nacional, por allá en 1998, dónde un proceso electoral se convirtió en un hecho que cambiaría para siempre la historia de la Venezuela contemporánea.
A partir de allí, se han desarrollado decenas de procesos electorales nacionales, regionales, locales, comunales, por movimiento social, incluso en cada escuela, liceo y universidad de este país, dando muestra de la necesidad histórica de nuestro pueblo a participar activamente en la vida política de nuestro país.
Él mismo país que acusado de ser «gobernado por una cruel dictadura» permitió y dio todas las garantías constitucionales para que un sector político realizara en paz y libremente un proceso de primarias para la escogencia de sus candidatos.
Los resultados de la consulta no sorprenden, Ganó ampliamente un personaje antipatria, que llamó a invasión militar extranjera, apoyó sanciones económicas contra el pueblo y que sirvió a potencias extranjeras como vocera en la OEA, denigrando de su propia nacionalidad venezolana.
Pero el punto aquí no es analizar «quien ganó», si no ahondar el proceso en sí. Un proceso sin CNE, sin cuerpos de seguridad y sin árbitros transparentes, diseñadas a la medida de la “ganadora»; quien también se sorprendió de la “amplia participación”, muy por debajo de la que obtuvieron en las primarias del 2012.
Aquí cabe una pregunta ¿El pueblo venezolano no ejerce la democracia todos los días? A diario el pueblo participa en procesos electorales en sus consejos comunales y comunas, también en el seno de sus movimientos sociales y eligiendo a sus voceros gobernantes.
Los medios que hoy magnifican un proceso sesgado, son los mismos que invisibilizaron a la gente cruzando ríos y quebradas para votar la Asamblea Nacional Constituyente que conquistó la paz por encima de la violencia guarimbera, apoyada por quienes hoy celebran que esa misma democracia Bolivariana les permitió realizar su proceso el pasado domingo.
Nuestra democracia trasciende el voto, por eso debemos exaltar a quienes todos los días trabajan desde cada calle del país para llevar el alimento a nuestro pueblo de forma organizada y armónica, a pesar de los ataques de una derecha cada vez más violenta y de una supuesta «izquierda verdadera» que hoy apoya y aplaude a la derecha que los persigue y perseguirá siempre.
Hace pocas semanas, por poner un solo ejemplo de movilización y democracia, el sector campesino, pescador, acuicultor y agrourbano demostró una fuerza impresionante al participar más de 80mil personas eligiendo voceros a distintos niveles de organización en el gran congreso de mares, ríos y ciudades ¿A caso esto tiene menos validez?
El chavismo ha logrado algo impresionante; derrotar las mentiras y la manipulación con más democracia, pero no cualquiera, una democracia profundamente Bolivariana. Una democracia participativa y protagónica dónde todos y todas caben, dónde se profundiza cada vez más un proyecto político dirigido por un obrero estadista.
A Nicolás Maduro lo acompañan millones y millones de venezolanos, pero esto no lo dice la mediática, tampoco lo reconoce la derecha quienes, con muchísimo menos pueblo, hacen ver cómo un gran «triunfo» lo realizado este domingo.
La épica del chavismo, es la construcción y profundización de la democracia Bolivariana, aquel dónde todos participan, dónde todos votan, dónde todos elijen y dónde todos le demuestran al mundo que Venezuela es un país libre y democrático. El chavismo derrotará la pretensión de propios y extraños en 2024, de eso no queda la menor duda.
DAVID HERNÁNDEZ