Cuba celebra cada 26 de julio, el “Día de la rebeldía nacional”, y es que un día como hoy del año 1953 un grupo de jóvenes pertenecientes a la Generación del Centenario (en honor a los cien años del nacimiento de José Martí), llevaron adelante una acción heróica para poner fin a la dictadura de Fulgencio Batista.
Se trata del asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel Céspedes, en Bayamo. Esta acción, encabazada por Fidel Castro, si bien no significó el triunfo inmediato de la Revolución, sería “la chispa que incendió la pradera”; pues a partir de allí se generaron las condiciones para alcanzar la victoria el 1 de enero de 1959.
Desde nuestras casas que son hoy nuestras plazas. ¡Trabajemos todos por hacer de cada día del almanaque un 26, de cada mes del calendario un julio, de cada compromiso un Moncada victorioso! #SiempreEs26 #SomosCuba #SomosContinuidad pic.twitter.com/s0pw5Bfziv
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) July 26, 2020
Tras la victoria del Partido Ortodoxo en 1952, Batista dio un golpe de Estado. Suspendió la Constitución de 1940, disolvió los partidos políticos y declaró ilegales las reuniones de más de dos personas y toda manifestación contra el Gobierno.
Asimismo, restableció la pena de muerte. Suspendió el Congreso y ahora sería el presidente quien designaría al Consejo de Ministros y no al revés. Además, derogó el régimen de autonomía de gobiernos provinciales y municipales, lo dejaba a consideración del presidente la disposición e imposición de los cargos a todos los niveles.
En esta oportunidad, a raíz de la acción revolucionaria, Fidel Castro fue juzgado en Santiago de Cuba y ejerció su propia defensa en un discurso que pasará a la historia por su contenido moral y revolucionario y que es denominado “La historia me absolverá”. En estas palabras manifiesta precisamente que la historia se encargará de dar la razón al grupo de jóvenes que elevaron dicha acción.
«El primer gobierno de elección popular que surgiere inmediatamente después, tendría que respetarlas, no sólo porque tuviese un compromiso moral con la nación; sino porque los pueblos cuando alcanzan las conquistas que han estado anhelando durante varias generaciones, no hay fuerza en el mundo capaz de arrebatárselas.
El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación; y el problema de la salud del pueblo. He ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos; junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia política.
Quizás luzca fría y teórica esta exposición, si no se conoce la espantosa tragedia que está viviendo el país en estos seis órdenes, sumada a la más humillante opresión política».
«En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, La historia me absolverá». Fidel Castro Ruz.
