Elon Musk y Erik Prince: Las nuevas caras de la guerra contra Venezuela

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Al haber sido derrotado en todos sus planes contra Venezuela, el Gobierno de Estados Unidos decidió dar un nuevo paso, colocando al frente de sus ataques a personajes del big business gringo, en una especie de privatización de la guerra contra el país.

Recientemente, en medio de la histeria mediática que precedió a las elecciones del pasado 28 de julio, en las que fue reelecto el presidente @NicolasMaduro; dos magnates del Imperio, Elon Musk y Erik Prince, revelaron sus enlaces directos con la extrema derecha opositora, comandada por María Corina Machado, alias La Sayona, y su títere Edmundo González Urrutia; quienes ejecutaron su plan de violencia en los últimos días.

¿Qué quiere Musk? 

Nacionalizado estadounidense, Elon Musk es un influyente empresario nacido en Pretoria, Sudáfrica, en una familia acomodada. Sus opiniones sobre diversos temas sociales y políticos son controversiales y han generado muchas críticas, como la polémica con uno de sus hijos, que ahora es una mujer transgénero llamada Jenna Davis, quien tiene opiniones reveladoras en torno al trato de su padre.

En el contexto político, Musk ha manifestado su apoyo al expresidente estadounidense y actual candidato republicano, Donald Trump, y todo lo que éste representa. También celebra a figuras controvertidas como el ultraderechista presidente argentino Javier Milei. Todo esto lo hace públicamente a través de la que ahora es su poderosa red social llamada X, Twitter antes de que él la comprara.

Desde su plataforma, Musk no se preocupa en esconder su odio antivenezolano ni sus ganas de apoderarse de Venezuela para explotar las riquezas con las que el país cuenta, para beneficio propio, por lo que se hizo aliado de los extremistas en sus planes desestabilizadores.

Se trata de un enemigo peligroso para el Gobierno Bolivariano, no tanto por su fortuna y contactos con los gobiernos alineados con el imperialismo, sino por su dominio sobre todos los medios que facilitan la guerra de cuarta y quinta generación, como las telecomunicaciones avanzadas, las redes neurales, sus aplicaciones y sus inversiones en Inteligencia Artificial.

Las redes tipo Space Link, las del tipo X, combinadas con centros de IA lo hacen un adversario de cuidado, dispuesto a todo y sediento de recursos naturales imprescindibles para mantener su gran conglomerado.

En marzo, Musk reveló que hace uso de ketamina, un fármaco anestésico y analgésico, que ahora toman las celebridades como droga recreativa. El magnate explicó que, supuestamente, toma la sustancia bajo prescripción médica y que esta práctica es “en el mejor interés de los inversores” de las compañías que dirige. Anteriormente, el Wall Street Journal había informado que los gerentes de Tesla y SpaceX estaban preocupados por el uso de drogas recreativas por parte del multimillonario.

Prince, el jefe mercenario

Entretanto, Erik Prince, es un exintegrante de los SEAL (Fuerza Élite de toda la estructura militar) de la marina norteamericana, con los que participó en muchas misiones desestabilizadoras desde Haití hasta Yugoslavia.

Tras volver a la vida civil, desarrolló una red de amistades que luego facilitaron su posterior carrera. Fundó una empresa llamada BlackWater, que se convirtió en uno de los más grandes contratistas proveedores de servicios de fuerzas mercenarias del gobierno federal estadounidense.

En esa época se decidió que, para evitar investigaciones del Congreso de EEUU, era mejor privatizar las horribles actividades de asesinatos, torturas y masacres que no era recomendable que las hicieran las fuerzas oficiales.

Los montos envueltos eran inmensos, casi 4 mil millones de dólares en 5 años, que hacen de BlackWater un verdadero poder dentro de la comunidad militar gringa.

Las barbaridades cometidas por esta empresa de mercenarios son incontables.

Luego de varios incidentes. Prince vendió BlackWater a otro grupo que le cambió el nombre, ahora se llama Academi, la cual sigue recibiendo muchos contratos de los militares, no tan jugosos pero sí millonarios.

Prince estuvo en la pomada hasta 2010, cuando por una serie de acusaciones peligrosas fundó una compañía que funge de trader de materiales estratégicos, llamada Frontier Service Group. Los que lo conocen señalan que ahora no asesina gente con metralla sino con billetes y sobornos.

¿Pero, qué vio este personaje en Venezuela, que de repente lo hizo amenazar al Gobierno nacional? Pues lo mismo que su amigo Musk, recursos naturales energéticos y minerales en cantidad.

Estos multimillonarios representan un nuevo tipo de colonialismo corporativo, que trata de apoderarse de un país a través de empresas que se instalan y explotan sus recursos sin retribuir nada y, por lo tanto, terminan influyendo en su vida política y social.

Ahí la búsqueda de riqueza se superpone con el desprecio por la vida humana y la estabilidad política.

En Venezuela, estos dos magnates del poder cibernético y la guerra a escala planetaria, han jugado un papel importante en las estrategias de desestabilización para intentar llevar al poder a Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, con el fin de intervenir en PDVSA y en todas las empresas productivas del Estado, que pertenecen al Pueblo venezolano.

 

CEMD

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