Estados Unidos termina de votar este 3 de noviembre en el que quizás sea el preludio de días largos y tensos.
La disputa presidencial de 2020 no ha sido una campaña convencional, ya que se han combinado una pandemia y un candidato como Trump jugando literalmente con fuego.
Para poner más crispante la cosa, son más los que aseguran que estas son las elecciones más disputadas en la historia del país, porque se ha colocado al electorado en un escenario de polarización en el que cada uno cree que si pierde, se acaba el mundo.
Hasta este martes, más de 100 millones de personas habían votado a través del sistema de sufragio adelantado. La cifra es la más alta en la historia electoral de los EE.UU.: casi el doble del 2016, más del 60% del padrón de votantes, y el 70% de la participación general de los últimos comicios.
Votar con miedo
Las encuestas revelan que los electores deciden en medio de un razonamiento primitivo signado por el miedo. Votan antes para no exponerse al covid-19 en medio de las confrontaciones; votan para llevarle la contraria a Trump, quien dijo que el sistema era un medio potencial para el fraude.
Por su parte los republicanos votan porque no quieren que el modo de vida americano se desvanezca en medio de las debilidades “comunistas” de Biden, quien convertiría a EE.UU. en una “dictadura proletaria”.
Los estadounidenses votaron antes porque le tienen miedo al desastre que les anuncias las vitrinas resguardadas con tabiques de madera. La jornada ha sido de semanas de intoxicación que les ha nublado el discernimiento, actuando o decidiendo primitivamente.
Sobre este panorama se anticipa también el preludio de una asistencia histórica y una expectativa sobre la que se cierne la amenaza de Trump de declararse ganador el mismo martes, con lo que buscaría invalidar el proceso que venga luego en algunos estados y que pueda orientar el resultado en dirección contraria a sus intenciones de ganar “como sea”.
Genio perverso
Si bien las encuestan dan como favorito a Biden, para despecho del demócrata, no lo es por sus virtudes sino por el sentimiento de rechazo que genera Trump.
Pero así como hay quienes detestan al Presidente, no son pocos los que lo aman, incluso se trata de una admiración mesiánica ya que el multimillonario ha conseguido conectar con las inquietudes de los estadounidenses tradicionales que han despreciado los refinados liberales demócratas.
Aunque Trump se trate de un sujeto dañino para el multilateralismo y despreciable contra Venezuela, ha sido un genio de la política doméstica que ha sembrado muy bien la división para reinar cómodamente.
Lo que parece claro antes que la jornada termine este martes de 3 de noviembre es que la noche será el preludio de días tensos.
