Esta primera semana del mes de junio del 2025, ocurrió una extraordinaria y relevante noticia para la institucionalidad democrática venezolana, cuando el Consejo Nacional Electoral, en una rueda de prensa, convocó a todas las venezolanas y venezolanos a participar en las elecciones municipales (alcaldías y concejalías) para el domingo 27 de julio del 2025.
Llama poderosamente la atención que luego del proceso electoral del 25 de mayo del 2025, cuando se eligieron los cargos para las gobernaciones, Asamblea Nacional y los consejos legislativos regionales, dos meses después tendremos la elección N° 33 en los últimos 26 años, que nos da un promedio de 1,27 elecciones por año. Difícilmente otro país en el mundo pueda presentar semejante récord de participación ciudadana.
Todo esto contrasta con la malévola guerra mediática que la ultraderecha internacional mantiene en complicidad con los sectores de la oposición más radicalmente antichavista, cuando intenta vender la idea de que en Venezuela tenemos la más feroz dictadura del planeta Tierra. Lamentablemente estos sectores fascistas y antipatrióticos consideran que una de sus armas favoritas es utilizar al abstencionismo como el método más antidemocrático para atacar al sistema político venezolano, al rechazar el voto como el mejor instrumento de participación política y de consulta popular para emitir la opinión política de una nación.
De manera irresponsable, las y los militantes del odio político antichavista han querido menospreciar y satanizar la verdadera importancia del voto para dirimir conflictos y diferencias políticas en paz, cuando desconocen que el sufragio va más allá del simple acto de votación; es la piedra angular sobre la cual se sostiene la democracia venezolana, confiriéndole legalidad, legitimidad, representatividad y estabilidad.
El voto no es solo un derecho individual, sino un deber cívico con implicaciones trascendentales para la vida en sociedad. Es la herramienta por excelencia para construir una democracia legítima, protagónica, participativa y estable. Su defensa y promoción constante son tareas ineludibles para la ciudadanía comprometida con el futuro de Venezuela.
Con el voto, la democracia se fortalece con más democracia.
