Trump sigue añadiendo tensión al juego de la transición en EE.UU. con un juego de declaraciones que parecen las de un adolescente que juega a ser Presidente.
Después que dijo claramente que dejaría La Casa Blanca si el Colegio Electoral vota a Joe Biden; ahora ha deshecho cualquier sensación de alivio mencionando que el demócrata tendrá que comprobar “sus ridículos 80 millones de votos” para instalarse en la residencia presidencial.
Lo primero lo dijo en persona ante los periodistas, y lo segundo en su cuenta de Twitter; levantando la seria sospecha de si el país está ante los delirios de un estadista con doble personalidad o un deliberado manipulador que se entretiene jugando con las emociones colectivas.
El Trump del tuiter volvió a remarcar su teoría del fraude electoral. Desde su cuenta acribillada con etiquetas de que lo que dice “está en disputa”, el todavía mandatario expresó que “Biden solo podrá entrar a la Casa Blanca como presidente si puede probar que sus ridículos ’80 millones de votos’ no fueron obtenidos fraudulenta o ilegalmente”.
La novela del fraude
El republicano estaba seguro de su triunfo antes de los comicios de 3 de noviembre; sugiriendo como única posibilidad de perder un fraude en su contra.
En la madrugada del 4 de noviembre Trump se proclamó ganador y dejó colgada la versión de una trampa masiva de los demócratas a través del servicio de votación anticipada por correo.
Desde entonces ha estado enzarzado en una disputa que ha llegado a varias instancias judiciales de las cuales ninguna ha decidido a su favor.
De las hipótesis más inverosímiles del búnker de Trump para confirmar la sospecha del fraude electoral, deslizaron la injerencia de China, Cuba y Venezuela; adicionalmente describieron una increíble conspiración desde Caracas a través del hackeo de un software para manipular el conteo de votos en varios estados claves.