El “imparable” Trump

La carrera por la presidencia de los Estados Unidos (EE.UU.) ha resultado una pesadilla para el candidato y actual presidente republicano Donal Trump, quien no ha tenido un segundo de tregua de sus oponentes independientes y demócratas, aunque no han dado un golpe certero al supremacista multimillonario acostumbrado a hacer y deshacer sin obstáculo alguno.


El impeachment que no fue

Representó el peor momento de tensión del gobierno Trump, no solo por lo delicado de la acusación, sino por lo reservado que es tipo de procedimientos, usado solo en 3 oportunidades en toda la historia de este país;  que al no llegar a nada más que un boom mediático, dejó en evidencia la naturalización del uso del poder político y económico para presionar a terceros y obtener ventajas electorales.

Limitar las autoridades de guerra

Luego del fracaso del impeachment, el Congreso da un paso importante para frenar las pretensiones de Trump de sacar prebenda de conflicto Estados Unidos – Irak; impidiendo cualquier paso militar del presidente estadounidense sin que exista la aprobación del Congreso, proyecto que seguramente se vetará pero se valora como la reacción más clara del congreso contra el uso de la guerra como propaganda política.


El temido Bernie Sanders

El demócrata Bernie Sanders, revive la lucha ideológica en los Estados Unidos, al presentarse como un candidato abiertamente de izquierda y aunque su candidatura no es definitiva, es el único que ha estado presente en los ataques de Trump a los sectores radicales que lo oponen, lo que le da un valor agregado a su campaña en el seno demócrata, solidificando su estatus en la carrera como favorito nacional, al obtener la victoria en el caucus de Nueva Hampshire.


Los efectos tienen contrastes, por un lado un presidente victorioso, que ha demostrado liderazgo en su partido; y por otro  un candidato triunfalista que se dibuja “imparable”, irrespetando a su oponentes y subestimando al pueblo estadounidense que reclama mayor atención y menos show del que los tiene acostumbrado el primer mandatario.

Los pronósticos de derrota de Trump están lejos de ser favorables para quienes esperan un cambio en la política Estadounidense, sin embargo resulta alentador las disputas frontales entre los sectores poder, que se dan gracias al propio radicalismo de Trump y que no fueron posibles en el pasado, por la estrategia agazapada de Barack Obama, que silenciosamente dirigió una de las agendas más violentas, conspirativas y belicistas de este país.

 

Fransay Riera: