El entaparado de la oposición | Por: Lourdes Manrique

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El entaparado de la oposición | Por: Lourdes Manrique

¿A quién pretendía engañar el candidato cuando señaló en los espacios del CIEC de la Universidad Metropolitana, que su programa de gobierno tenía su origen en el fervor popular de unas mil asambleas, en las que se discutieron importantes temas y se acordó llevar a cabo veintidós mil obras sociales, obras que se podrían en ejecución durante los primeros 100 días de su pretendido gobierno? Era una falacia. La verdad es que “el pueblo venezolano” está reducido a los que rubrican el programa de gobierno oposicionista.

A tales señores les conocemos muy bien sus intenciones clasistas, su descalificación hacia el pueblo venezolano. Para muestra un botón:, en cuanto a acciones, específicamente la dos, enumeradas en esa oportunidad, señala: “Reducir gradualmente las transferencias de recursos hacia los Consejos Comunales para la construcción y/ o adecuación de viviendas…” Esto es agenda oculta, esto niega el sentido asambleario que el candidato se atribuía. Niega la idea misma de la democracia participativa, del empoderamiento popular que genera empleo y asimismo capital social, que a su vez .conduce a tener corresponsabilidad, corresponsabilidad que conlleva el cuido y resguardo de los espacios empoderados.

Pero hay algo más, igual de grave en relación a esto y aparece en la tercera acción: “En atención a lo anterior es necesario reorganizar y reorientar los programas de construcción de viviendas enmarcadas en la Misión vivienda, realizando alianzas con el sector privado y garantizando el retorno del crédito otorgado por las instituciones financieras. En este sentido, es necesario suspender (sin afectar a los que ahora lo reciben) el esquema de subsidio a la vivienda implementado en esta misión, ya que resulta imposible para el nuevo gobierno seguir subsidiando gran parte de ésta, tomando en cuenta la proyección del déficit habitacional (…) Esta reorganización incluye la participación activa de la banca privada.”

Esto, señor candidato, se llama privatización de la vivienda, usted con esta medida neoliberal salvaje, le estaría quitando al pueblo venezolano la posibilidad de tener una vivienda, no sólo a los de menores recursos, sino también a los de la clase media. Volverían los créditos indexados, esos que se pusieron de moda con los gobiernos de la cuarta república y llevaron al desespero y a la angustia a muchos venezolanos de la clase media a los que les robaron el apartamento lo que prohibió el gobierno humanista del comandante Chávez.

Con esa acción patriota, cumplió la Revolución bolivariana con la máxima de Simón Bolívar: “El sistema de gobierno más perfecto es el que produce la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política”. Volveríamos a vivir lo que dejamos atrás y están viviendo hoy miles de ciudadanos en Europa y en Norteamérica que han perdido sus viviendas y, como lo muestran las imágenes en la televisión, devienen seres desesperanzados y desmoralizados durmiendo en los automóviles o en las aceras porque la banca privada asociada a las corporaciones, les ha quitado sus apartamentos.

Recordamos una imagen de gran patetismo, la de un jubilado en Irlanda, que ha estado pagando las cuotas de una casa a un precio de compra ajustado a su bolsillo y de pronto se encuentra que la ha perdido porque los intereses del crédito han subido salvajemente. Lo oímos decir algo como esto: “Cuando lleguen aquí los alguaciles y el juez quemaré la casa, porque esta casa es el trabajo de toda una vida y no pienso dejársela a los banqueros”.

El programa de la oposición está plagado de perversión neoliberal desde cualquier ángulo que se le intente analizar. Hoy es difícil que un presidente y su camarilla engañen a un pueblo que ha despertado y se está empoderando de los recursos petroleros.

Un Caracazo advendría, pero un Caracazo donde el pueblo no sería victimizado como ocurrió en los años del Puntofijismo. El pueblo recibiría el apoyo de sus Fuerzas Armadas por la relación fecundante, profunda que existe entre ese pueblo y los militares venezolanos. Y esto por provenir los hombres de estas Fuerzas Armadas de las entrañas mismas del pueblo y no de las del monstruo del que hablaba José Martí. Ni tampoco, como ocurre en otras Fuerzas Armadas del continente latinoamericano, al menos en el nivel de comando, a clases sociales oligarcas.

Dentro del marco de perversión presente en el programa de gobierno de los escuálidos hay algo contenido en la sección siete que no puede pasar desapercibido: “Dada la pesada carga fiscal que para el Estado supone el ritmo de incorporación de nuevos beneficiarios al sistema de pensiones, que ha impuesto el oficialismo, es importante que el nuevo gobierno, en el primer trimestre de 2013, decrete la creación de la Comisión Presidencial para la reforma de la Seguridad Social, para que en un lapso (por definir); proponga un sistema que sustituya al actual, y que esté basado en: a) pensiones mínimas financiadas con recursos públicos (…) es necesario congelar el monto de la pensión que recibe cada beneficiario (no indexarlo al salario mínimo actual como actualmente se realiza…” Con esta acción la perversión alcanza niveles insospechados, se detecta odio hacia el pueblo, hacia el poder obediencial, concepto introducido por Enrique Dussel a partir de la experiencia gubernamental de Evo Morales que se resume en que “los que mandan deben mandar obedeciendo”.

Esta condición legítima de Potentia, de la cual nos habla Dussel, se traduce como poder legítimo del pueblo. Tanto el avispado como sus camarillas, claramente identificadas con las élites en ese programa, excluyen al pueblo de las decisiones importantes convirtiendo al poder político en un poder antidemocrático, autoritario, despótico y arrogante. Usted acusa de imposición del oficialismo al hecho de incorporar ciudadanos a las pensiones con el salario mínimo. Esto no es imposición, es poder obediencial.

Nos atrevemos a decir que los domina el odio visceral, valga el lugar común, tanto de usted como los de su grupo político -si es que puede calificárselo de grupo político- que sienten hacia la revolución bolivariana y su líder, ya muerto , cuya imagen no solamente es la de un gran estratega que se ha adueñó de la intención de la geopolítica mundial del Siglo XXI, sino que además fue un héroe mítico que tocó las profundidades del alma del pueblo venezolano.

El actual, Nicolás Maduro, no se le queda atrás en hechos, la Faja petrolífera del Orinoco sigue siendo venezolana, a pesar de ustedes y de sus jefes norteamericanos. El programa neoliberal, o más exactamente su entaparado, que hemos descrito está moribundo.

 

 

LOURDES MANRIQUE

El entaparado de la oposición | Por: Lourdes Manrique


 

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