Ahí vamos ooootra vez…
En dictadura no se vota, dicen diputados opositores electos “en dictadura”. Que no reconozco a ese CNE amañado y tramposo, siguen diciendo los mismos diputados proclamados por ese mismo CNE. Y aquellas proclamas chorreando dignidad fingida, muñecos del ventrílocuo del Departamento de Estado desdibujando los conceptos de democracia y libertad… Y un bostezo enorme me ahoga, pero bueno, seguimos.
Más de veinte años rebotando contra el mismo cristal, como moscas tercas, moscas tontas, moscas… Sin saber hacer otra cosa, sin querer aprender a hacerlas, la dirigencia opositora venezolana, acostumbrada al “aquí mando yo y usted se calla”, al “a mi me da la gana”; acostumbrada a no vernos, lleva más 20 años dándose furibundos coscorrones, y dale, y dale en el empeño de estrellarse contra su propia estupidez.
Más de veinte años de negación de la política. Dos décadas de soberbia pataleta, de atajos violentos y zancadillas para tomar el poder como sea; no para gobernar el país, sino para gestionarlo como un patio trasero que no somos. Veinte años jugando siempre en dos campos, saltando del golpismo a una elección, que luego desconocen toda, menos el pedacito que lograron ganar y #SOSDictadura.
Lorenzo estaba en guerra cuando, escondidos en tras una campaña sin caras ni nombres, con la falsa promesa de acabar con algo que ellos mismos crearon, ganaron la Asamblea en 2015, que ya no era un pedacito sino una gran victoria política, si de política estos supieran algo. Proclamados por ese CNE malvado, mira tú, enfermos de odio y revanchismo, no vieron que podía ser su momento, y ciegos se lanzaron, desde esa misma Asamblea a la que fueron electos, a demoler la institucionalidad del Estado, soñando con instalarse a “gobernar” sobre el caos, como las moscas se instalan allá donde ellas se instalan.
En todos estos años jamás pensaron en hacer política. Cada vez que fueron electos para algo, su cargo fue usado como el trampolín del golpe. Los estados y alcaldías bajo su mando, en lugar de prosperar y florecer en la perfección y la abundancia que dicen ofrecer, se convirtieron en reductos de violencia callejera, de chanchullos y desvíos de fondos: unos milloncitos para la guarimba, otros milloncitos para el bolsillo papaíto aquí. Y entre milloncito y milloncito compraron, metro cuadrado a metro cuadrado, el barrio más exclusivo de la exclusiva Madrid.
Durante la gestión del alcalde de Primero Justicia en mi municipio, vi cómo languidecían unas patrullas de policía que el Ministerio de Interior (de la dictadura malvada que no les baja los recursos) había entregado nuevecitas a la alcadía, apenas dos años antes. Chatarra último modelo sobre cuatro ladrillos. Chatarra polvorienta porque no tiene batería. La estación de policía cubierta de telarañas y los choros de fiesta con Primero Justicia.
“Que no nos bajan los recursos”, decían mientras derrochaban esos recursos que no les bajaban en guarimbas, en viajes libertarios a los Estados Unidos y Europa y en cositas personales, porque “uno tiene su corazoncito”.
Y, supongamos que el chavismo maluco no les bajaba los recursos, aún podían haber hecho tanto más: si ellos, desde sus alcaldías, desde sus Estados (por cierto, siempre los más ricos del país) hubieran llamado a sus panas de Fedecámaras y Consecomercio, o a Lorenzo, -si es Lorenzo no hubiera estado también en guerra, claro-; si el alcalde, en vez de solicitar apoyo de tal comercio para dar agua y comida a los guarimberos que bloqueaban la calle, hubiera solicitado apoyo a ese mismo comercio para comprar los cuatro cauchos y la batería de las patrullas, por ejemplo, y ponerlas pepitas, y pintarle un cartelito allá donde se viera: “esta patrulla lo protege a usted gracias a la alianza de “Fulano’s Market” y la Alcaldía Tal.
Y así con todo: Esta escuela estadal está dotada con computadoras chísimas gracias a Computer Shop y a su gobernador adeco. El desayuno, almuerzo y merienda con Nutella de esta escuela llega gracias a la alianza entre su gobernación favorita y Supermercados Excelente Gamma. Esta plaza parece un jardín del Versalles gracias a su alcalde fulano y a Ferretería Casa Jardín Depot Market. Los huecos de esta calle no existen porque la alcaldía y el Bodegón del Gordo, los taparon… y así.
En fin, la misma alianza de siempre, pero no para de sabotear y destruir, sino para mejorar las vidas de quienes votaron por ellos. Una alianza que podrían llamar, como quién no quiere la cosa, “Unión Sociedad Civil Empresarial”.
Más de veinte años de oportunidades para construir aunque fuera un pedacito del modelo cheverísimo, civilizadísimo, democratiquísimo, que dicen representar, para que los ciudadanos pudieran contrastar modelos y, si aquel era tan bueno como ellos dicen, pues, votar por él y ya. Era tan fácil y no lo hicieron.
Y así llegamos a otro año electoral y allá van los mismos teledirigidos de siempre a estrellarse contra el mismo cristal de la abstención, de la negación, del no me da la gana; cualquier cosa menos ofrecerle al país una opción política, algo que no sea el chantaje y el caos que los gringos nos quieren imponer. Todo esto mientras sus votantes flotan a la deriva con su voto en la punta de los dedos.
Este puede ser el último barranco de esta oposición que conocemos. Ahí están esos votos, para el que los sepa ir a buscar.
CAROLA CHÁVEZ
Publicado en CELMD.