El descontento fluía como un río en un sector de la Asamblea Nacional, cada vez más numeroso y cada vez más indignado. Sintiéndose intocable, Guaidó apostaba a que la hasta ahora hermética cobertura Washington, limpiaría el camino de escollos y le serviría la reelección en bandeja de plata. Pero como comentamos anteriormente, habían lanzado las flechas en una dirección errada.
José Brito, un diputado electo por el estado Anzoátegui, levanta su voz en medio del caos parlamentario para imponer una línea de “decencia frente a la indecencia, para recuperar la verdadera naturaleza del parlamento, hoy extraviada en manos de delincuentes” todo esto en medio del vertiginoso deterioro en los niveles de popularidad de Guaidó.
Brito, que había sido señalado como involucrado en una red de corrupción diseñada para favorecer a contratistas gubernamentales, protesta enérgicamente y devuelve la pelota al otro lado de la cancha, acusando a Guaidó y a los suyos de “ladrones, delincuentes y saqueadores” Brito denuncia, entre otras cosas, el enriquecimiento desproporcionado del autoproclamado presidente y su entorno. A su lado comienzan a alinearse más y más parlamentarios, y su imagen se posiciona rápidamente con un aura favorable en la opinión pública.
Brito y sus aliados presentan una valentía difícil de desafiar, y con gran elocuencia y determinación, dan la impresión de querer llevar el conflicto hasta sus últimas consecuencias. El 5 de enero pasado, fecha en la que por ley debía elegirse una nueva directiva de la AN, y en medio de un bizarro show mediático en el que Guaidó simula ser impedido del acceso al hemiciclo (en realidad solo estaban limitados para incorporarse, diputados con procesos de investigación abiertos, y con inmunidad parlamentaria suspendida por el TSJ) surge el nombre de Luis Parra como candidato a presidir la AN. La coalición rebelde logra imponer a Parra en una votación en la cual los aliados de Guaidó no reúnen los votos necesarios para cambiar el resultado. Horas después, fiel a su costumbre de “autoproclamarse” Guaidó “instala” una AN paralela en las instalaciones de un conocido periódico de la capital. Este acto por demás improcedente, tiene el agravante de ser forjado con la incorporación de suplentes en calidad de principales, para intentar abultar a su favor la votación. Como era de esperarse, los EEUU y sus cómplices se apresuran a reconocer este adefesio e inician una nueva batalla contra el Proceso revolucionario.
Los diputados rebeldes son caracterizados de inmediato como aliados estratégicos de la revolución y a pesar de que Luis Parra, Brito y quienes les acompañan, han mantenido su línea de duras críticas contra el gobierno de Maduro, el haber izado las banderas de la decencia les ha supuesto un alto precio. Han sido expulsados de las filas de los partidos por los que fueron electos, mientras, la mediática derechista mundial los sataniza con crudeza. Las sanciones Estadounidenses contra los parlamentarios disidentes, (hoy nueva junta directiva de la AN) no han demorado en llegar.
RT reseña en su portal web: “El Departamento del Tesoro de EE.UU. agregó en la lista de la Oficina de Control de Bienes en el Extranjero a siete diputados opositores de la Asamblea Nacional (AN) de Venezuela, incluido su nuevo presidente, Luis Parra. Franklin Leonardo Duarte, primer vicepresidente de la AN. José Gregorio Noriega Figueroa, segundo vicepresidente de la AN. Negal Manuel Morales Llovera, secretario. José Dionisio Brito Rodríguez, ex miembro del partido Primero Justicia vinculado en una trama de corrupción dentro del Parlamento, que a su vez denunció a Guaidó por pertenecer a esta. Conrado Antonio Pérez Linares, otro de los legisladores relacionados con la trama de corrupción y Adolfo Ramón Superlano, otro de los diputados vinculados en presuntas irregularidades dentro de la AN». Continua RT “En el texto se afirma que la medida punitiva de carácter individual se debe al «intento fallido» de esos parlamentarios «de tomar el control de la Asamblea Nacional de manera ilegítima» e «impedir que Guaidó y otros diputados participaran en una elección en la Asamblea Nacional». En el comunicado, se cita al secretario de Hacienda, Steven T. Mnuchin, quien afirma que los diputados, «a instancias de Maduro», trataron de «bloquear el proceso democrático en Venezuela». Además, el texto advierte que estas sanciones pueden revertirse «si se ponen del lado del pueblo de Venezuela y de Juan Guaidó como su líder legítimo».
Si algo es poderosamente llamativo es que buena parte de las sanciones intentan hacer creer que los sancionados tienen “bienes en el extranjero” en realidad, poco importa que los tengan o no. Solo se trata de crear una atmosfera suficientemente enrarecida como para simular que los sancionados merecen la sanción. Se trata de un efecto retórico, más que de otra cosa.
Hasta ahora la sanción no incluye el retiro de visas a los diputados sancionados, pero no es de extrañar que ese sea el próximo movimiento de la Casa Blanca. Parra ha dicho: “Rechazamos de forma enérgica y categórica las sanciones contra diputados a la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela que representan al pueblo en su conjunto» en el mismo comunicado oficial agrega: “Resulta inaceptable que países extranjeros pretendan condicionar la actuación y la libertad de conciencia de nuestros parlamentarios», y argumentó que las sanciones de Washington «en nada contribuyen a generar contextos de entendimiento».
Como se sabe, la nueva Presidencia de la Asamblea Nacional ha insistido en abrir caminos de diálogo y concertación nacional, y ha abrazado la tarea de “devolver al parlamento su institucionalidad democrática al servicio del pueblo y de los sagrados intereses de la nación venezolana” como ha hecho saber Parra en declaraciones anteriores.
EEUU no desistirá en sus planes de dominación contra la patria de Bolívar y Chávez. No han llegado hasta este punto del camino para darse por vencidos. Eso es fácil de comprender. Sin embargo, nuestra determinación a ser verdaderamente libres ha sido un duro obstáculo para la Casa Blanca, que ha tenido múltiples ocasiones para comprobar que en Venezuela, millones de personas han decidido ser libres. La Revolución tiene entre otros retos, la obligación de permanecer firme y avanzar resueltamente hacia un escenario electoral en el que por fuerza, está obligada a derrotar a la oposición en las urnas.
Nos vemos en Santa Inés.