Los coletazos de la era Trump, con su carga de racismo y odio supremacista, siguen presentes a lo interno de la sociedad norteamericana. Esta semana se conoció que un grupo de jueces de Washington D.C emitió una resolución, mediante la cual se autoriza la expulsión de niños migrantes que se encuentren sin sus padres en territorio estadounidense.
De hecho, en el panel de jueces que adoptaron esta decisión, destacan 3 magistrados designados directamente por el expresidente norteamericano, Donald Trump. Con esa decisión, la recién instalada administración de Joe Biden tendrá carta blanca, para reanudar la política de expulsiones instaurada por el magnate neoyorquino.
Esta decisión corresponde al circuito judicial de la Corte de Apelaciones de Columbia. Así, esta instancia echa por tierra las disposiciones de un tribunal inferior, que había bloqueado temporalmente estas acciones por denigrantes.
Por otro lado, con este revés judicial, empiezan a surgir señales claras de que no existen diferencias sustanciales entre demócratas y republicanos. En el fondo son las 2 caras de una misma moneda de odio supremacista y acendrado racismo.
Espantosa persecución
Sin embargo, Biden en las primeras de cambio ha frenado temporalmente algunas medidas extremas, aprobadas por su predecesor, como la construcción de un muro en el área fronteriza con México. Pero, hasta ahora con esta nueva medida judicial contra niños migrantes, no ha habido ningún pronunciamiento.
La persecución contra los latinos alcanzó niveles espantosos durante la era Trump. Las violaciones a los derechos humanos llegaron al extremo de crear jaulas, para encerrar a los hijos de inmigrantes indocumentados que llegaban a Texas. El expresidente estadounidense tampoco desaprovechó ninguna oportunidad, para referirse a los latinos con absoluto desprecio de su condición humana.
Igualmente, los casos de brutalidad policial contra la población negra, fueron la constante durante el mandato de Trump. Uno de los casos que más conmovió a la humanidad fue el asesinato de George Floyd. A pesar de lo evidente del homicidio contra el afrodescendiente, los policías agresores están libres.
