Estados Unidos sigue literalmente sacudida por las protestas antirracistas. La ciudad de Kenosha, en Wisconsin, se ha convertido en el nuevo epicentro de las manifestaciones que ponen de relieve que hay un país harto de la violencia policial que es especialmente severa con los afroamericanos.
Esa ciudad sigue en estado de protesta por segundo día consecutivo y a pesar del toque de queda ordenado por las autoridades de esa localidad.
La protesta popular se tornó violenta en reacción al crimen de la policía contra Jacob Blake, joven negro de 29 años; a quien dispararon 7 veces por la espalda durante las protestas del domingo.
Más brutalidad policial
El video del suceso se transformó en un nuevo episodio viral de una sociedad sensibilizada contra la brutalidad de la policía; que se reveló de manera más cruda desde el asesinato de George Floyd.
A pesar del movimiento social Black Lives Matter, las exigencias de cambio en la estructura racista de EE.UU. no se han modificado. Al contrario, ésta más bien ha revelado en reacción opuesta la determinación de los sectores supremacistas de seguir conservando la violencia explícita y social contra las minorías.
Desde el gobierno de Trump, en vez de oír el clamor de la gente, se ha echado sobre los activistas a los que ha calificado de revoltosos y amenazó a los sectores antifascistas de ser “terroristas”.
Rechazo desde Venezuela
El gobierno de Venezuela se ha solidarizado con la causa de la población afroamericana. Por medio del Canciller Jorge Arreaza, nuestro país condena los nuevos episodios de violencia de la policía contra la gente.
El movimiento de antirracistas, así como el panorama interno de la devastación de la pandemia, son dos de los varios eventos que sacuden a la política interna estadounidense que apenas comienza la carrera electoral por La Casa Blanca en noviembre de este año, para cual compiten Biden, del Partido Demócrata y Donald Trump del Partido Republicano.
