Ecuador: el niño rico en el poder | Por: Xavier Lasso

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Luis Noboa Naranjo es el origen de una de las fortunas económicas más importantes de Ecuador. Este hombre fue de todo, desde campanero en peleas de box, vendedor de lotería a pasar a vender arroz. Contó con el apoyo de dos legendarios banqueros guayaquileños, eso le permitió ganar rápidamente su primer millón de sucres por ventas extraordinarias de arroz a Venezuela; luego vino la aventura del cacao para recalar en el banano y su relación con la Standard Fruit. Dicen que era muy hábil en los negocios, que sabía recuperarse de los fracasos y seguir adelante.

De esa matriz viene Álvaro Noboa Pontón, “Alvarito” le dicen en Guayaquil, que intentó como 4 veces ser presidente del Ecuador, no lo logró. También dicen que le hicieron fraude electoral para beneficiar a Jamil Mahuad en 1988. Mahuad fue el presidente de la dolarización, del feriado bancario y que debió abandonar el cargo y huir del Ecuador en 2000, a medio camino de su mandato.

Después de “Alvarito” hay que desembocar en Daniel Noboa Azín (foto), actual presidente y nieto del patriarca de la inmensa fortuna de los Noboa. Así que Nobita, como de caricatura, de animé, el niño rico que lo heredó todo, que nunca supo de sudar para ganarse algo y que, seguramente, ha vivido en medio de muchos caprichos e incontables rabietas para obtener sus antojos.

Daniel Noboa, de mirada esquiva, como si le costara fijarla, lleva apenas 5 meses como presidente de mi país y ya ha tenido algunos tropiezos porque, la verdad, su equipo es muy malo. Para muestra basta la ministra de relaciones exteriores, Gabriela Sommerfeld, que ya nos metió en líos con Rusia, por la venta de “chatarra” rusa a Estados Unidos para que luego esa supuesta chatarra recale en Ucrania. Rusia amenazó con dejar de comprar banano ecuatoriano, flores y otros productos, así que Noboa, el niño rico, debió recular. Pero la señorea Sommerfeld siguió en relaciones exteriores, como elefante en cristalería, con una hoja de vida en la que resalta la quiebra de dos compañías aéreas, Aerogal y Equair.

Noboa y su mirada como perdida también nos ha propuesto una consulta popular pare este 21 de abril. 11 preguntas y una gran trampa, es que nos quiere volver a meter en la lógica de los arbitrajes internacionales, para beneficiar, so pretexto de seguridad jurídica, a las grandes compañías trasnacionales de petróleo y minería; también propone, otra vez, la flexibilización laboral, perjudicar a los trabajadores arrebatándoles derechos obtenidos en largas e históricas luchas. Noboa es, a estas alturas, una cuña neoliberal, despiadada, indolente que ha retirado el Estado con su política de cero inversión publica, pérdida de empleo, reducción de consumo, mezcla perfecta que solo trae más pobreza, más migración, más inseguridad, mientras el crimen amenaza a toda la sociedad ecuatoriana.

Y entonces hay que exhibir una cabeza, como un trofeo, y ese es Jorge Glas, ex vicepresidente con Rafael Correa y acusado de corrupción en el llamado caso “Soborno”, sin que nunca se haya presentado una sola prueba de esa maldita corrupción. Es el mismo caso con el que también se ha perseguido a Rafael Correa y que, ante la falta de pruebas, la fiscal del Estado, Diana Salazar, se invento lo del “influjo psíquico”: Correa irradió enorme influencia a sus ministros para cometieran delitos contra la fe pública y se dedicaran a asaltar a las instituciones del Estado. Ya estuvo por Ecuador el talentoso maestro argentino Néstor Raúl Zafaroni y su cara de asombro fue proverbial: cómo era posible semejante estupidez, es que semejante montaje, con la connivencia de los medios hegemónicos, no resiste una mínima prueba de verosimilitud.

Ahora se volvió arremeter contra Glas y después de cinco años en prisión se pretendía volver a condenarlo a la cárcel. Glas se refugió en la embajada de México y obtuvo el asilo otorgado por ese país, gran defensor de ese recurso que ha salvado muchas vidas provenientes de muchas partes, porque la brutalidad sí es hegemónica.

En Ecuador se ha instalado, desde hace siete años, una inmensa capacidad de odio, una emoción que no da paso a la razón y nos condena a vivir en la miseria moral.

Más miseria y estulticia no puede haber: Noboa ha llegado tan bajo que ya solo brota materia descompuesta, como de alcantarilla. A los Noboa se los asocia con las grandes plantaciones de banano, el actual presidente se ha creído que está manejando una plantación en la que se hace lo que a él le venga en gana, parece que nunca entendió que ahora se trata de alcanzar acuerdos, consensos que se deben trabajar reconociendo a los otros. Nunca estuvo preparado y ahora todos pagamos sus caprichos.

XAVIER LASSO

Comunicador, cientista social y ex vicecanciller de Rafael Correa

pagina12.com.ar


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