Por: David Gómez Rodríguez
El dialogo político es terreno fértil para avanzar sólo si los objetivos que nos trazamos como revolución siguen germinando en las estructuras que constituyen la nueva geometría del poder. Es menester recordar que hemos emprendido esta lucha por la independencia y el socialismo sobre las bases del Estado burgués y la lógica que gira alrededor de él, en el camino hemos alcanzado grandes victorias, pero no es menos cierto que hemos tenido que actuar con una astucia política superior para poder vencer en su terreno a los detractores del proyecto chavista. Sobre la base de la democracia y la pluralidad es necesario y correcto avanzar en un proceso de reconciliación política, pero esto no implica renunciar a nuestros proyectos, sino generar las condiciones políticas económicas y sociales para mantener la paz. Si bien en otras experiencias revolucionarias estas contradicciones se han resuelto a través de la violencia, justificada en la lucha de clases, no es menos cierto que en Venezuela hemos desarrollados conceptos y métodos para construir nuevas estructuras garantizando desarrollo humano y evitando la guerra. En estos conceptos y métodos debemos insistir.
El dialogo no proporciona soluciones mágicas a una realidad compleja y dramática, pero si es una puerta abierta a: 1) Nuevos escenarios políticos en los cuales trabajar en el marco de nuestra legalidad y nuestras instituciones; 2) El rechazo a los sectores que han apostado por la violencia y las vías inconstitucionales, no debemos olvidar que ellos mismos se han deslegitimado, pues han comprometido su palabra, su moral e incluso la patria en fórmulas que nada tienen que ver con la democracia y la cultura política venezolana; 3) La normalización de las relaciones con aquellos actores que a nivel internacional se dejaron presionar por la política injerencista de EEUU a cargo del John Bolton (actor que ha salido circunstancialmente del escenario) o aquellos que apoyaron de forma irresponsable las iniciativas de presión propuestas por los sectores más irresponsables y radicales de la oposición venezolana.
En tal coyuntura política, en lo sucesivo, tenemos la tarea de jugar en dos escenarios, el político institucional y el popular. En el político institucional es fundamental seguir garantizando la diplomacia bolivariana de paz, superar las sanciones y consolidar las nuevas relaciones estratégicas para garantizar los derechos sociales del pueblo venezolano, y generar las condiciones para que todos los sectores políticos del país asuman el juego democrático y el respeto a la constitución, por ello volveremos a la AN y se generaran reformas en el CNE. En el escenario popular es vital doblar esfuerzos en torno al reimpulso de Poder Popular y la construcción del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, generando espacios de producción que se conecten con mayor eficiencia a las estructuras de autogobierno, es decir, la consolidación de la nueva geometría del poder. Para ellos hará falta subir la moral y exigir eficiencia, pues dialogo no es solo con la oposición, sino con aquellos sectores revolucionarios que han mermado su actividad, no por el ataque del imperialismo, sino por el ataque del reformismo y los grupos económicos apoyados por traidores. En este sentido también tenemos que ofrecer garantías de avance para el pueblo.
Podemos vencer, debemos recordar que una transición no es un proceso de corto plazo, nuestra lucha amerita de mucho pensamiento dialectico, consciencia, constancia, valentía e ingenio, solo reinventándonos en cada escenario de conflicto podremos vencer al imperialismo y construir paso a paso, semilla a semilla, poema a poema, el socialismo.
@davidgomez_rp