Apelar al caos, no es cosa nueva en el ejercicio de la política, todo lo contrario, representa en sí mismo parte de su propia naturaleza, basada en organizar y canalizar diversas acciones de índole social para mantener u obtener el poder, convirtiéndose en un elemento de coerción o en estrategia de lucha. Esto quiere decir que en política, paradójicamente el caos es la resulta de la organización y la planificación.
Si llevamos esta reflexión a la actual situación de Venezuela que denota un caos (Desconocimiento institucional, y usurpación de funciones) provocado por las acciones de la oposición y sus aliados internacionales, resulta bastante complicado saber si se está frente a un escenario fabricado o se es testigo (Víctimas) de un desmadre sin precedentes.
Escenario 1:
La incapacidad de la derecha venezolana de doblegar la organización de las bases populares del chavismo, ha impedido no solo una ansiada victoria electoral, sino que ha frenado cualquier posibilidad de acceder al poder por cualquier vía no democrática, lo cual ha resultado en un viraje peligroso en el ejercicio de la política desde los sectores de oposición que los obliga a generar un escenario de caos total, que justifique un estallido social que derrumbe el gobierno.
Escenario 2:
La falta de liderazgo, la poca o nula unidad programática y las desigualdades económicas a lo interno de los principales partidos políticos, ha llevado a la dirigencia opositora a adherirse a los planes y agendas extranjeras, llevándolos a improvisar constantemente.
En este punto y dado los efectos (Bloqueo económico y asedio diplomático) más allá del origen del caos, lo que realmente importa es que existe el riesgo real de destruir las instituciones, generar atmósferas de violencia y de instauración de la cultura de la impunidad, que no solo desacredita el sistema político sino que genera una crisis de confianza en el seno del pueblo, que lo aleja de los espacios de participación protagónica.
Es decir que esa creencia post caos de “después de la tormenta viene la calma” o “renaceremos de los escombros”, en este caso, podría resultar la justificación perfecta, para quebrantar la soberanía nacional y para la llegada al poder de alternativas anti populares, que es imposible tomar a la ligera.