En Alemania desaprueban una ley porque estaba escrita en género femenino. Si bien la norma es un proyecto fundamental para la recuperación económica de las empresas durante la pandemia, la razón gramática ha sido más determinante que el objetivo.
La ley la redactó la ministra de Justicia del país germano, Christine Lambrecht, pero desaprobada por su colega en el gobierno, el ministro del Interior, Horts Seehofer, quien es un dirigente conservador al que las peripecias del lenguaje inclusivo no le resultan una gracia.
Esta norma propondría extender el periodo de tiempo antes de que una empresa se declare insolvente; una razón que no es tan polémica como sí la forma en que fue presentada.
Para Horts Seehofer, esta ley es una “artimaña de la señora Lambrecht”, y le recomendó que “elija cualquier otra ley para estos trucos”.
Lo que escandalizó al ministro de Interior es que en la redacción se escribió en femenino todos los títulos y funciones. Se usa nominaciones como “directora” y no “director”, o “consumidora” en vez de «consumidor”.
Debate gramatical y constitucional
Este llamativo detalle gramatical convertido en duelo de inclusión de generó desembocó en interpretaciones constitucionales que resolvieron que la ley es inaplicable.
El ministro de Interior devolvió el proyecto asegurando que la aceptación del mismo iría en contra de la misma constitución del país.
En términos legales, el portavoz del ministerio de Interior, Steve Alter le dijo a Lambrecht que “el masculino genérico, es decir, el uso de la forma masculina del lenguaje, es reconocido para personas de ambos sexos” y que en cambio “el femenino genérico no está, hasta la fecha, aceptado lingüísticamente”.
La Asociación de la Lengua Alemana también se involucró en la polémica al opinar que las circunstancias desaprueban la norma; ya que “utilizar esta formulación engañosa invita directamente a impugnar una ley”.