Privatizaciones y despidos masivos es la piedra angular de la propuesta económica de la extrema derecha en Venezuela, así como lo hicieron en Argentina, así como es la apuesta de los lobbys de grandes capitales en el mundo.
Dos líneas estratégicas centrales despliega la derecha internacional. Por un lado, promueven en sus medios de comunicación liderazgos “frescos”, “disruptivos”, de esos capaces de hacer cualquier oferta estrafalaria para gustar en las redes, y por otro, aprovechan la “popularidad” circunstancial de esos “líderes” para avanzar con rapidez en su conspiración privatizadora.
El caso de Argentina es revelador. Un reconocido doctor en economía español, Eduardo Garzón, describe la política económica del presidente de extrema derecha de la siguiente forma: “Si la motosierra del Estado continúa, llegará un momento en que apenas haya inflación, pero eso sólo significará que la economía estará sencillamente muerta. Es como si un médico, para aliviar la fiebre del enfermo, decidiera asesinarlo”.
Javier Milei es quizás el caso más emblemático de la línea que se traza la extrema derecha internacional. En Venezuela esa visión es recogida por un documento escrito en inglés y que fue decodificado por el intelectual venezolano Luis Britto García, es el plan para la economía de María Corina Machado asumido con todos sus puntos y comas por el candidato nominal Edmundo González.
En coherencia con su visión extremista, lo primero que adelantaría un eventual gobierno de la dupla Machado-Edmundo sería privatizar la empresa que genera la mayor parte de los recursos económicos del país; ellos venderían a precio de gallina flaca a Pdvsa. ¿Tiene lógica vender la gallina de los huevos de oro? Sí, para las empresas trasnacionales que financian la candidatura de extrema derecha, sí, pero para el pueblo venezolano esto sería un verdadero desastre.
El plan también plantea eufemísticamente que la educación de nuestros hijos “dejará de ser gratuita”. También incorpora esta perla: la protección legal para el trabajador será eliminada y “flexibilizada” para dejarlo enteramente librado al “mercado”. Dicho en criollo: botarán a miles de trabajadores públicos como ocurre en este momento en la Argentina de Milei.
La derecha convierte cada voto a su favor en una pérdida total para los trabajadores.
HARIM RODRÍGUEZ
Especialista en opinión pública
