Cuba y un mundo mejor, sin bloqueo | Por: Luis López González

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La humanidad no había escuchado a Martin Luther King pronunciar su discurso “Yo tengo un sueño”, el hombre no había viajado a la Luna, no había ocurrido el primer trasplante de corazón, no existía internet, no conocíamos a The Beatles, pero ya el pueblo de Cuba sufría las consecuencias del bloqueo del gobierno de Estados Unidos.

El 80 por ciento de los cubanos solo conocen un país bajo los efectos de políticas comerciales y financieras de máxima presión impuestas desde su vecino del norte. Generaciones de niños han crecido con las limitaciones económicas, el acoso comercial, la guerra cultural y el cerco mediático que impone escoger un camino soberano tan cerca del principal imperio del mundo.

Una guerra no declarada contra la economía, la sociedad, la vida cotidiana y los sueños de progreso de 11 millones de cubanos que no ha cesado ni un solo día; por el contrario, perfecciona sus métodos para privarnos de equipamientos, piezas, tecnologías, suministros, medicinas y alimentos.

El 6 de abril de 1960 el Subsecretario de Estado de Lester D. Mallory marcaba en un memorando secreto una línea seguida al pie de la letra en las sucesivas administraciones estadounidenses: “(…) Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno.”

Los daños de estas políticas, solo entre marzo de 2022 y febrero de 2023, ascendieron a 4 mil 867 millones de dólares. De no existir el bloqueo, apenas con un tercio de este monto se hubiese cubierto la canasta familiar que ofrece Cuba a toda la población. Una semana sin sus restricciones permitiría adquirir 206 ómnibus, seis trenes, un avión y un ferry.

El diseño quirúrgico de las medidas de bloqueo hace que no exista cubano que no padezca las limitaciones impuestas por estas políticas inhumanas. En estos momentos, 20 mil familias esperan diagnósticos de enfermedades genéticas que no han sido confirmadas pues la tecnología necesaria para ello contiene un 10% de componentes estadounidenses, vetadas para Cuba.

La persecución a bancos en todo el mundo que operen con nuestro país, multas a navieras y diversas entidades, la intimidación y campañas de descrédito contra la cooperación médica y el sector turístico y la inclusión en la unilateral y espuria lista de países patrocinadores del terrorismo son parte de los retos impuestos por 243 medidas coercitivas, que reforzaron el bloqueo y permanecen vigentes desde el presidente Trump.

Cuando hablamos de los efectos acumulados, las cifras y los daños económicos tienen mucho que contar, pero también las historias de vida y el esfuerzo por defender la senda escogida. Los cubanos nos reinventamos ante las adversidades y limitaciones. En esos mismos 60 años de bloqueo, Cuba ha ayudado a 165 naciones con misiones médicas, salvado más de 10 millones 35 mil vidas y asistido a países hermanos durante la pandemia. Creó vacunas, protegió a su pueblo, formó doctores y tendió la mano. A pesar de la agresividad, la solidaridad se impone.

Esa misma solidaridad la hemos recibido de los pueblos del mundo en los momentos más críticos de nuestra historia. Frente a esta infamia, no ha sido diferente, y en pocas horas lo reafirmaremos.

Este 1 y 2 de noviembre Cuba presentará ante Naciones Unidas una resolución que demanda el cese del genocida bloqueo contra nuestro pueblo. Por 31 ocasión, la comunidad internacional denunciará y tomará partido por acabar con el cerco más largo, despiadado, ilegal y vergonzoso que conoce la humanidad.

El clamor universal de respeto a los cubanos y al derecho internacional va acompañado de la eliminación de todas las sanciones unilaterales y el bloqueo impuesto hace seis décadas.

Cual dinosaurio de la política, nunca debió existir un amasijo de leyes anquilosadas en el odio hacia todo un pueblo. Es hora de terminar de una vez por todas con la infamia; por la justicia, por Cuba, y por un mundo mejor, que aún es posible.

 

LUIS LÓPEZ GONZÁLEZ

 

Telesur.


 

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