por: Roberto Malaver
Así decían Rossana y Kevin cada vez que querían dárselas de ricachones, claro, porque ya contaban con todos los dólares de la ayuda humanitaria, y lo peor es que eso lo sabía el presidente interino y el jefe local del presidente interino, porque el jefe internacional, Trump, no tenía porqué saberlo. Y desde el 22 de febrero, un día antes de que llegara la ayuda humanitaria a Venezuela, como pensaban ellos, cosa que no pasó, ya estaban celebrando en hoteles y restaurantes y tiendas. Ahora sucede que el embajador encargado por el interino, Calderón Berti, dice que él lo sabía pero no había actuado, lo dice justo ahora cuando comienzan a caer por todas partes las denuncias. Y dicen los militares que Rossana era insoportable, que se las daba de millonaria, y no atendía sus peticiones, y el interino pidió una investigación, y uno no sabe a quién se la pidió, a menos que sea al Tribunal Supremo que tienen en el exilio. Dice mi padre que no imaginó nunca que lo que Betancourt llamó el hampoducto se viniera a reeditar ahora en este grupo de delincuentes que pretende gobernarnos…
El mesonero entra silencioso y, para no interrumpir a Cinthya Machado Zuloaga, coloca las dos tazas de café sobre la mesa y abandona el lugar admirando, como siempre, la belleza de Cinthya, quien sigue diciendo.
“Están cometiendo un bárbarazo, porque, como dice la canción, hasta el queso que había en la mesa también se lo Guaidó. No hay moral. No hay vergüenza. Hay robo, corrupción, malversación, o como se llame, en eso hemos aprendido demasiado. En algún momento aparecerá el robo de los dólares en Citgo, y seguramente que ya el embajador Carlos Vecchio tiene un argumento preparado. Lo único que se puede agradecer de esta oposición es que fueron capaces de engañar a Trump, a Pence, a Bolton, a Pompeo, cuando han sido ellos los que han engañado a un gentío, pero llegó la oposición venezolana y les hizo creer que ellos tomarían el poder porque tenían pueblo y Fuerzas Armadas y solo bastaba que lo reconocieran, y hay países que se pusieron de acuerdo, claro, tenían que portarse como perritos en la alfombra, y salieron a reconocer al interino y ahí están que no saben dónde meter la cara que ya se les cayó de vergüenza”.
Y Cinthya termina diciendo: “También se robaron el show”.