Estados Unidos es el principal epicentro mundial de la pandemia de coronavirus y debe enfrentar una segunda oleada de contagios. Cerca de 2 millones 100 mil personas están infectadas en los 50 estados de ese país, donde también existe un gran subregistro porque su sistema de salud, que es privado, ha colapsado y muchas personas no tienen acceso a pruebas, tratamientos ni atención.
En medio de la cresta de protestas más importantes en la última década en ese país, ocasionadas por la indignación del pueblo por el racismo y opresión que históricamente ha impulsado la administración de la Casa Blanca, también deben padecer, sin siquiera haber controlado la primera etapa del covid-19, una segunda oleada de contagios en estados como Florida, Texas, Arizona y California, según han reportado centros médicos a medios y agencias internacionales.
California es el tercer estado con más casos en esa nación con más de 144 mil contagios, la mayoría representada en la población migrante, latinos y afroamericanos. Por su parte, Texas, otra población fronteriza, es la sexta entidad con más pacientes positivos, aproximándose a los 100 mil ciudadanos contagiados.
Tal cual como lo refirió la Organización Mundial de la Salud (OMS), al no cuidar los protocolos de bioseguridad, no aplicar las recomendaciones médicas y levantar a destiempo el confinamiento, el destino es trágico para las poblaciones y más cuando los gobernantes desatienden y retan a la pandemia, como es el caso de Donald Trump, que desde el primer día ha subestimado al coronavirus y luego dijo que si solo 200 mil personas morían en su país, sería una gran victoria, pues faltan 80 mil de ese vil presagio y el tiempo inexorable avanza dejando una estela de dolor, sufrimiento, muerte y crisis en la nación con el gasto militar más alto del mundo, con cerca de mil bases militares en el planeta pero que no ha podido controlar al coronavirus, abandonando a sus compatriotas, que hoy son golpeados con 40 millones de desempleados, colapso sanitario, crisis política y una peor recesión que la vivida en 2009.
Si ya parecía inalcanzable Estados Unidos, con el 30% de los casos mundiales, ahora con esta segunda tanda de contagios, la nación imperial seguirá dominando la pandemia y extenderá el drama que vive la humanidad porque hasta que no se controle en todos los países, el covid-19 seguirá siendo una pandemia mortal.
Mientras el coronavirus destroza los sistemas en Estados Unidos y desnuda la maldad del capitalismo, Trump, que se negó a pagar cerca de 200 millones de dólares a la OMS y critica todos los esfuerzos que se hacen para detener a la pandemia, reprime al pueblo que protestas por justicia, equidad e inversión social, mientras solo se enfoca en las elecciones presidenciales, demostrando sus verdaderos intereses.
