Los teóricos del caos están a sus anchas. No porque se alegren del actual escenario de pandemia, sino por la vigencia de sus planteamientos, que casualmente se sintetizan en un proverbio de origen Chino: “el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”.
El nuevo Coronavirus
El aleteo llegó en forma de virus, para moverlo todo, al punto que ni los propios medios de comunicación, amos y señores de la “verdad”, pudieron ocultar la fragilidad del sistema económico y la ineficiencia de los gobiernos neoliberales.
Ante situaciones como éstas, de turbulencia y cambios, James Yorke, el padre de la Teoría del Caos, plantea que la salida recae en la necesidad de “estar preparado para cambiar los planes».
Resistencias que se imponen
Los únicos preparados para “cambiar de planes”, fueron precisamente los que se resistieron al orden jerárquico establecido. Las “ovejas negras”, catalogadas por muchos como: comunistas, dictadores, autoritarios y hasta criminales, los mismos que hoy dan lecciones de solidaridad y control político-institucional.
La respuesta
La reacción de los grandes polos de poder sorprende, porque a pesar de ser predecible, muchos aún esperaban que se guardaran las formas, en este momento tan delicado, que pone a elegir entre la vida de las personas o el dinero y aunque algunos han logrado rectificar en el camino, muchas han sido la víctimas de esta barbarie.
Por otro lado aparecen los “visionarios”, los que confiados en el mañana, insisten en llevar su vida como siempre, para de algún modo asegurar su posición cuando pase la ventisca. Esos son precisamente quienes aprietan bloqueos, sanciones y amenazas, además de privilegiar su método infalible del “sálvese quien pueda”.
Después del caos no viene la calma, vienen nuevas disputas, que traerán en algún momento el orden ¿Cuál orden? uno nuevo, que estará determinado por las posiciones y los movimientos estratégicos de este momento histórico, en el que Venezuela, China, Cuba y Rusia tienen un papel determinante.