Como un “escuadrón” que ataca a gobierno populares de Latinoamérica, calificó el presidente argentino, Alberto Fernández, el papel que cumple la Organización de Estados Americanos (OEA), dirigida por Luis Almagro.
Así lo expresó el mandatario de la República Argentina, al participar en el foro del Grupo de Puebla, esta semana. Allí, reiteró su reconocimiento a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), organización que visualiza como reemplazo apropiado de la envejecida organización.
“La OEA tal como está no sirve. El primero que tiene que hacer mea culpa es el señor Almagro; por la cantidad de cosas que ha hecho”. Así se pronunció Fernández; con lo cual responsabilizó a los gobiernos de Estados Unidos por prestarse para sostener a una figura de esa calaña al frente del ente multilateral.
De igual forma, el mandatario argentino ratificó que fue mediante las maniobras de Donald Trump, desde la Casa Blanca, que se fortalecieron instancias dañinas como la actual OEA, el denominado Grupo de Lima y el ultraderechista Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur), ideado por los gobiernos de Colombia y Chile.
Es, precisamente, como contrapeso a esas organizaciones que se mantiene el trabajo de Grupo de Puebla, en el cual participan líderes políticos y sociales de 15 naciones latinoamericanas y de España, en defensa de las corrientes progresistas mundiales.
De frente contra el bloqueo
Al gobernante argentino, Alberto Fernández, se le ha señalado y criticado por mostrar posturas “tibias” al momento de defender a la izquierda en América Latina, antes procesos que adelanta Washington mediante instrumentos como la OEA, sin embargo, esta vez, se ha expresado con más claridad.
Tanto es así, que el mandatario señaló ante el Grupo de Puebla, el hecho de que existan pueblos latinoamericanos y caribeños “que padecen bloqueos económicos en medio de una pandemia” y que con esas acciones “no se bloquea a un gobierno, se bloquea a una sociedad”.
Asimismo, catalogó como vergonzoso que ciertos gobiernos promuevan ese tipo de medidas coercitivas unilaterales. Al mismo tiempo llamó a América Latina a “alzarse” contra tales arbitrariedades, por obligación moral y ética en defensas de sus pueblos.
“Vamos por el mundo explicándole a Europa y EE.UU., que esos bloqueos que se han lanzado no sirvieron para nada”; dijo al rechazar la intervención de las grandes potencias para afectar a los gobiernos, los cuales en definitiva deben ser resultado de la voluntad popular.