Jill Biden, la mujer que desde hoy es la Primera Dama de los Estados Unidos, ha acompañado al nuevo presidente, Joe Biden, en múltiples batallas. Durante 43 años, ha sido su mayor fortaleza en tiempos más oscuros.
Discreta, determinada e inteligente, Jill llega para romper el esquema de «mujer del presidente«. La doctora Biden ha ejercido la enseñanza y pretende seguir haciéndolo luego de la instalación de su esposo en la Casa Blanca.
Mismo trabajo y sueldo
Con 69 años, un doctorado y dos posgrados; Jill Biden pasa a ser historia siendo la primera mujer de un Presidente estadounidense en mantener su trabajo y sueldo. Pese a sus nuevas obligaciones como primera dama.
“Soy una mujer trabajadora. Enseñar es mi pasión, es lo que amo hacer. Ha sido mi carrera y el mayor foco de mi vida. Así que siento que puedo manejarlo y hacer todo lo que las primeras damas quieren hacer”, comentó en una entrevista.
Jill Jacobs creció en los suburbios de Filadelfia, con sus 4 hermanos menores. Con 15 años obtuvo su primer trabajo para intentar independizarse de su familia. “Quería mi propio dinero, mi propia identidad, mi propia carrera”, contó en 2008.
Según ha explicado, su agenda está relacionada con su historia y la de Joe Biden: promoverá la educación gratuita en las universidades comunitarias, porque trabaja en una.
Además, prevé apoyar a las familias de los militares, ya que los 2 hijos varones de Biden sirvieron en el Ejército, y respaldará la investigación sobre el cáncer, ya que Beau Biden falleció en 2015 de un tumor cerebral. Todo, sin dejar de atender puntualmente a sus clases en la universidad comunitaria de Virginia.
“Los buenos matrimonios nos empujan, no a convertirnos en otra persona, sino a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos”, escribió Jill sobre el rol de Joe en todo su proceso profesional.
No se desprende se sus obligaciones
Al convertirse en la «segunda dama» durante el mandato de Obama, Jill se las ingenió para balancear su trabajo como profesora con sus responsabilidades en la Vicepresidencia.
Mientras acompañaba al Presidente y primera dama en sus viajes durante los ocho años de administración, frecuentemente utilizaba los vuelos para revisar los trabajos de estudiantes.
Clases presenciales al servicio secreto
En algunas oportunidades, Jill se organizó con el servicio secreto para dictar clases presenciales. Sus compañeros de trabajo afirman que siempre ha mantenido su identidad muy privada presentándose con su apellido de soltera para evitar llamar la atención.
Ataques sexistas
Ella prefiere que la llamen Dra. Biden, lo que origina controversias. En diciembre pasado, un articulista criticó que Jill usara el título de «doctora» en la Casa Blanca, considerado por el equipo de comunicación de Biden como «un ataque asqueroso y sexista«.
.@jamestaranto, you and the @WSJ should be embarrassed to print the disgusting and sexist attack on @DrBiden running on the @WSJopinion page. If you had any respect for women at all you would remove this repugnant display of chauvinism from your paper and apologize to her.
— Michael LaRosa (@MichaelLaRosaDC) December 12, 2020
El artículo publicado en el diario The Wall Street Journal, recomienda a Jill abandonar «los delirios de grandeza, y se deje llevar por la excitación de vivir los próximos 4 años en la mejor vivienda pública existente en el mundo como Primera Dama Jill Biden”.
En ese momento, las mujeres se unieron en solidaridad con Jill, quien asegura saber desde el inicio de su matrimonio que perseguiría sueños profesionales diferentes a los de Joe.
Dear Joseph Epstein, author of this garbage sexist article:
Kiss my ass and go f*ck yourself.
Signed,
Every woman with a PhD in these United Stateshttps://t.co/lBQo7AJC50
— Dr. Sarah "Practically Famous" Parcak (@indyfromspace) December 12, 2020
