La peor pandemia del último siglo avanza a pasos agigantados con el transcurrir del tiempo y sigue cobrando vidas, generando colapsos, caos y crisis en todas las regiones de los cinco continentes. Latinoamérica ha llegado en las últimas horas a 1.517.354 casos positivos de coronavirus, 1.312.982 en naciones suramericanas y 204.372 en el área centroamericana y caribeña, según cifras de la página de estadísticas worldometers.info.
El impacto en países en vías de desarrollo es mayor que en las grandes potencias y naciones desarrolladas, donde también el covid-19 ha generado estragos, por sus realidades sanitarias, económicas y financieras, por eso la Organización Mundial de la Salud ha hecho énfasis en la atención dedicada que requieren algunos países y regiones por sus condiciones especiales.
Brasil, el país más grande de América Latina y el quinto a nivel mundial, es también el mayor epicentro de toda la región y segundo global del covid-19 con más de 800 mil pacientes, según el reporte del Gobierno, aunque los especialistas y científicos detallan que debido al subregistro generado por la falta de pruebas, la irresponsabilidad del presidente Jair Bolsonaro, que ha condenado a su pueblo y hoy llora sobre fosas comunes, compatriotas abandonados a su suerte y el colapso total de una economía, que hace apenas un lustro atrás era de las principales del orbe, la lista de pacientes superaría el millón y medio.
Aunque han reportado 41 mil fallecidos, estudios determinan que pueden ser cuatro veces más. Perú, que en la última semana registró cifras récord de casos y muertes, sobrepasa los 200 mil casos y los 6 mil decesos; Chile se ubica en la tercera casilla en esta lista que nadie quiere liderar, con más de 154 mil casos y cerca de tres mil víctimas fatales; mientras México cuenta con más de 133 mil pacientes y 14 mil fallecidos.
La realidad latinoamericana es variopinta según la responsabilidad de sus gobernantes y el modelo que rige en esas latitudes porque esta crisis global ha desnudado la perversidad del capitalismo y el neoliberalismo porque los líderes políticos han priorizado la banca, el comercio y el capital por encima de los más importante que tiene la humanidad: la vida.
Sin una vacuna cerca del alcance de los pueblos para neutralizar la pandemia, la solidaridad y humanismo son el mejor antídoto. Como nota positiva en medio de esta terrible situación están las propuestas de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América, Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA – TCP), que por decisión del presidente Nicolás Maduro se convocaron a través de una videoconferencia y acordaron diversos puntos de inversión, cooperación y apoyo para como bloque solidario implementar mecanismos de aliento y cobijo para sus poblaciones, entre esas políticas está una vacuna al servicio de todos por igual.
