Al señalar que “la operación Gedeón actualmente se está investigando en Colombia”, el embajador de ese país ante la ONU, Guillermo Fernández de Soto, presentó este miércoles la posición de su gobierno en el foro virtual del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El debate fue convocado para abordar la incursión terrorista del pasado 3 de mayo contra Venezuela, visto que testimonios de los mercenarios capturados apuntan a la participación de altos funcionarios de los gobiernos colombiano y estadounidense.
Fernández de Soto demostró la apuesta de su Gobierno al decir que “Colombia, al igual que 50 países y organismos multilaterales, durante un año ha desconocido el régimen de Maduro y ha reconocido a Juan Guaidó como presidente interino”.
El diplomático reconoció como estratégica la relación binacional y resaltó la existencia de “una larga historia y una larga frontera que ha sido descrita como la más viva de las Américas”, pero basó su exposición en acusaciones contra el gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro por un supuesto “apoyo de Venezuela al terrorismo y su condición con grupos criminales”.
Colombia ha sido reconocida históricamente como país con larga tradición en materia de narcotráfico, ligado a la clase política que ha controlado al país desde hace más de medio siglo y en lo que va de 2020 registra el ajusticiamiento de un dirigente social por día.
Lejos de esa realidad el embajador Fernández ha insistido en desestimar las denuncias de Venezuela sobre agresiones a su soberanía desde territorio colombiano al expresar que el gobierno bolivariano formula estas constantes denuncias “como parte de su propaganda”.
El vocero del gobierno de Iván Duque también catalogó a su vecino país de «Estado fallido» y expresó que “ha ido de ser uno de los países más prósperos de América Latina a una situación de profundo deterioro”, pero no hizo mención a las medidas ilegales que impone el gobierno estadounidense.
Agregó que “el Consejo de Seguridad (de la ONU) puede estar seguro de que Colombia no irá contra la seguridad y la paz internacionales”, sin embargo admitió la participación de su país en la operación que pretendía ingresar la supuesta ayuda humanitaria el 23 de febrero de 2019 y que quedó en evidencia como una operación de bandera falsa en la frontera para apoyar un golpe de Estado en Venezuela.
