Este jueves la Guardia Nacional Bolivariana halló, en el sector fronterizo Caño Guzmán, una embarcación de nombre Cejal I, tripulada por tres ciudadanos de Colombia. Así lo informó la Cancillería venezolana a través de un comunicado divulgado este 16 de julio.
En la embarcación estaban 38 tambores de gasolina, 47 bolsas de comida y 45 kilogramos de material metálico (presuntamente cobre). El combustible ocupaba 80% de la embarcación. Ante esta evidencia, la embarcación y sus tripulantes fueron conducidos hacia Maroa (estado Amazonas), para las indagaciones complementarias.
¿Contrabando camuflado de «ayuda humanitaria»?
El Gobierno de Colombia se refirió al hecho como una «retención arbitraria» de ayuda humanitaria donada por el Consejo Noruego para Refugiados, en las inmediaciones de Río Negro.
No obstante, reza el texto oficial venezolano: «Llama la atención que el Consejo Noruego para Refugiados y la Cruz Roja de Colombia pongan en riesgo la posible condición humanitaria de una carga al contratar transportes que en razón de la evidencia son indubitablemente usados con propósitos delictivos».
En este sentido, «en virtud de la presunta comisión de delitos tipificados en las leyes nacionales, la embarcación y los tripulantes quedarán a las órdenes de tribunales venezolanos», suma. No obstante, el Gobierno informó la disposición de entregar los alimentos que supuestamente serían para asistir a comunidades indígenas colombianas vulnerables.
#COMUNICADO | Venezuela informa que durante sus labores de patrullaje fue interceptada en el sector Caño Guzmán la embarcación colombiana “Cejal I”, con características delictivas propias del contrabando de combustible, siendo camuflajeadas como una supuesta ayuda humanitaria. pic.twitter.com/iYVkSre2JN
— Jorge Arreaza M (@jaarreaza) July 17, 2020
El contrabando de gasolina: un asunto de vieja data
La extracción ilegal de combustible venezolano hacia Colombia, a través de la extensa y porosa frontera compartida, es un problema de vieja data. Genera millones de dólares a los contrabandistas que se mueven con pimpinas a lo largo y ancho de la línea divisoria. Es uno de los más rentables negocios, porque la gasolina venezolana siempre fue, y sigue siendo, muy barata. Los irregulares la roban, o compran a muy bajo precio, y la revenden sin ningún control en Colombia.
Venezuela viene de vivir momentos de mucha tensión con la producción y abastecimiento de gasolina. Producto del bloqueo estadounidense y ciertas irregularidades en la industria nacional, varias de las refinerías estaban paralizadas o funcionando a media máquina. Esto conllevó al agotamiento del producto vital y a que se formaran largas filas para su acceso en todo el país. La alianza estratégica binacional con Irán hizo posible el reabastecimiento y la puesta en marcha de un nuevo esquema de venta con varias modalidades. Ese esquema se mantiene vigente y con él se logró una relativa normalidad. No obstante, contrabandistas inescrupulosos que mantienen viva la práctica ilegal siguen siendo una amenaza.