Lula habló en público por primera vez desde que la Corte Suprema Federal resolvió que el Tribunal de Curitiba que le juzgaba por el caso Lava Jato era incompetente. Esta resolución si bien no absuelve definitivamente al expresidente, sí le permite al menos recuperar sus derechos políticos.
Desde 2018 el líder del Partido de los Trabajadores es objeto de una persecución política a través de los tribunales. Por medio de una trama manipulada se le ha querido comprobar causas de supuesta corrupción y sobornos.
Lula declaró sus impresiones sobre el proceso judicial en su contra, así como del panorama político de Brasil desde la sede del Sindicato de los Trabajadores Metalúrgicos, un lugar histórico asociado a su trayectoria como político, y donde estuvo también antes de entregarse a la policía para ser llevado preso.
Sin rencor
El expresidente confesó que no alberga ningún tipo de resentimientos y que tampoco tiene planes de venganza en contra de sus acusadores.
«Cuando se llega a la edad que yo tengo; y se recibe de Dios las generosidad que yo recibí, no hay espacio para el odio« dijo Lula.
El líder del PT es consciente que con esta decisión judicial no cesan los odios de sus adversarios que solo desea verle preso.
«Yo no espero que la gente que me acusa dejen de acusarme», expresó; y al mismo tiempo añadió que «la operación Lava Jato desapareció de mi vida«, resolviendo con ese recurso tajante el veredicto definitivo con el que las personas justas ponen tranquila su propia conciencia.
Pero sin esquivar la ocasión para dejar una frase potente con la que los líderes carismáticos resumen los episodios decisivos de sus vidas, Lula aseguró que «he sido víctima de la mayor mentira jurídica en más de 500 años de historia«.
¿Será candidato presidencial?
Sobre su destino político, dejó abierta las posibilidades al debate de su partido y demás organizaciones aliadas de la izquierda. Ser un potencial candidato presidencial es ahora una posibilidad una vez que recupera sus derechos políticos.
Expresó que para vencer en 2022 contra Bolsonaro será necesario configurar una plataforma potente y efectiva en donde los progresistas no bastan solos.
Si bien el saldo de los problemas internos de Brasil dibujan las condiciones para vencer a la ultra derecha sin mayores complicaciones, Lula entiende que la magnitud del daño en el país requiere de una alianza que abarque a las mejores voluntades en cada uno de los sectores.
El ex mandatario resintió que la era de Bolsonaro deshizo en poco tiempo el trabajo de varios años; ese que convirtió a Brasil en la sexta economía del mundo y un país que estaba reclamando un espacio protagónico en el plano internacional.
Lula aseguró que Brasil es una nación destinada a ser grande, un sueño desbaratado por un Presidente que calificó como «fanfarrón».
