El máximo jefe militar de China, después del presidente Xi Jinping, advierte a su país que hay que armarse y prepararse mejor para enfrentar un muy probable conflicto con los EE.UU.
El oficial llamado Xu Qiliang señala que la agudización de las contradicciones entre Washington en contra de Beijing están configurando el escenario de un enfrentamiento inevitable.
El choque no sería el producto de las intenciones de China, sino de la actitud de EE.UU. Este cuadro de un hipotético e inevitable choque está resumido en el concepto teórico de «Trampa de Tucídides».
El término corresponde «a la posibilidad de una guerra cuando la hegemonía de un Estado se ve amenazada por otra potencia emergente».
Según este concepto, la potencia arrastrada indefectiblemente a provocar la guerra serían los EE.UU., mientras que China sería la potencia emergente obligada a prepararse para defenderse.
Sobre este escenario escalofriante de un posible duelo entre 2 países que se tiene asegurada la destrucción mutua, el líder militar Xu Qiliang expresó ante la Asamblea Popular de China que: «Ante la trampa de Tucídides y los problemas fronterizos, los militares deben acelerar el incremento de su capacidad. Debemos hacer avances en los métodos y la capacidad de combate, y sentar una base sólida para la modernización militar».
Razones para sospechar
A Beijing no le faltan razones para sospechar de las malas intenciones de Washington, una vez que el nuevo Secretario de Estado de los EE.UU. Antony Blinken definió a China como el mayor desafío geopolítico del siglo XXi y con la supuesta capacidad en distintos órdenes de subvertir el orden internacional establecido.
Para Washington, tanto China como Rusia son 2 potencias que amenazan su visión occidental del «mundo libre».
En 2015, el presidente Xi Jinping se habría referido a la imposibilidad de un conflicto planteado en torno a los términos de la Trampa de Tucídides, pero añadió que «si los principales países cometen una y otra vez errores de cálculo estratégico, podrían crearse esas trampas».
Para Beijing, el concepto de una comunidad global con destino compartid, así como la paz, no serán posibles en el mundo si EE.UU. «no deja de interferir en los asuntos internos de otros países».
