Cuando el mundo entero comienza a sumergirse en una especie de histeria colectiva (que en este caso es meritoria, dado el preocupante ritmo sostenido con que el Coronavirus se multiplica) un comunicado del gubernamental del gigante asiático, parece arrojar un soplo de fresca brisa en medio de la tormenta.
Protegido con una mascarilla, el Presidente Chino, Xi Jingping, se reunió con trabajadores sanitarios, realizó una teleconferencia con enfermos y visitó uno de los hospitales provisionales construidos en tiempo récord, el de Huoshenshan.
“Xi dijo que, después del trabajar duro, la situación en (la provincia de) Hubei y Wuhan ha arrojado cambios positivos con avances importantes, pero las tareas de prevención y control siguen siendo arduas”, según la agencia estatal de noticias Xinhua.
Asimismo, las imágenes de la televisión estatal mostraron al mandatario charlando con algunos residentes de Wuhan, donde la Comisión Nacional de Sanidad ubicó todas y cada una de las 17 nuevas víctimas mortales registradas en su último parte (cerrado a fecha de la pasada medianoche hora local, 16.00 hora GMT).
El 28 del mes pasado, China confirmó la tendencia a la baja de nuevos casos pero aumentaba la cifra de muertes por coronavirus, que en Irán parece de difícil control, mientras Corea del Sur trata de contener su expansión, Japón declara la emergencia en el norte del país y Nueva Zelanda registra su primer infectado. Los datos ofrecidos por las autoridades chinas en esa fecha, indicaban que en la jornada previa se registraron 327 nuevos casos y 44 muertes en todo el país.
Estas cifras suponen una caída del 24,5 % en los nuevos contagios registrados con respecto al día anterior, aunque los fallecimientos acaecidos el jueves superaron en un 52% a los del miércoles.
El desplazamiento de Xi para animar a sus compatriotas podría interpretarse como una señal de que el fin de la epidemia está más cerca, como asegura la prensa oficial, si bien es cierto que se produce después de varios días de reducción de los nuevos contagios.
En Wuhan, epicentro de la pandemia, el ultimo paciente contagiado, fue dado de alta.
En medio de cantos y aplausos de médicos y público que se reunió a las afueras del centro hospitalario (cosa que hace confiar en la veracidad del hecho, dado que las concentraciones estaban prohibidas) y era el último de las más de 60.000 infectados en esa región.
Más de 3.000 personas de ese territorio fallecieron a causa del virus. El cuerpo médico de 16 centros hospitalarios creados para la contingencia, celebro el cierre de las puertas de los centros de salud. En un acto simbólico ante los medios, médicos y enfermeras se despojaron de sus tapabocas, guantes y trajes, dando a entender así, que el Coronavirus ha sido superado.
Pese a las buenas noticias, continúan la mayoría de las estrictas medidas de prevención que mantienen a gran parte de la población en sus casas y a la economía casi paralizada.
“Los casos nuevos siguen disminuyendo. Creemos que hemos superado el pico del actual brote epidémico, que ahora se mantiene en un nivel bajo. La atención médica debe ser la máxima prioridad, sin tregua, debemos intensificar los esfuerzos de prevención y control”, afirmó Mi Feng, portavoz de la Comisión Nacional de Salud, en una rueda de prensa.
Este viernes, se anunciaron 15 nuevos casos en todo el país, la cifra más baja desde el inicio de la publicación de las estadísticas sobre la epidemia a mediados de enero. El gigante asiático contabilizó 80 mil 793 contagiados desde el comienzo del brote, 62 mil 793 de los cuales han sido ya dados de alta, por lo que continúan activos 18 mil casos en China.
Sin duda es una alentadora noticia para un mundo en pánico, en un comprensible pánico.