Centros Comunales de la Mujer, una creación heroica | Por: Eglims Peñuela

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Centros Comunales de la Mujer, una creación heroica | Por: Eglims Peñuela

En tiempos de muchas adversidades, el «inventamos o erramos» robinsoniano cobra especial pertinencia en la búsqueda de soluciones originales y eficientes. Es lo que está ocurriendo en Anzoátegui en muchos aspectos sociales, pero sobre todo en las políticas dirigidas al Pueblo Mujer.

Sin copiar modelos extranjeros, atendiendo nuestra particular realidad de una nación asediada y durante un año de pandemia y grandes obstáculos, nacen y se consolida los Centros Comunales de la Mujer. Un programa de la plataforma Unidas Anzoátegui para trabajar por los derechos humanos de las mujeres, en el propio territorio de la población a atender y con sus lideresas como gestoras del proyecto.

Derechos sexuales y reproductivos

Una de las grandes preocupaciones del movimiento feminista en Venezuela tiene que ver con los elevados índices de embarazos no deseados y de mortalidad materna, el limitado acceso a anticonceptivos y las duras condiciones de vida para las embarazadas. Esta dura realidad es una de las principales áreas de atención que brindan los Centros Comunales.

¿Qué ofrecen los CCM en materia de salud sexual y reproductiva?

> Consulta en medicina integral
­> Aplicación de métodos anticonceptivos para mujeres en edad fértil
­> Distribución de preservativos para la protección frente a las ITS (infecciones transmisión sexual)
­> Asesoría médica para la planificación familiar
­> Control pre-natal
­> Preparación física para el parto (parto humanizado)
­> Suministro de medicamentos para embarazadas
­> Acompañamiento comunal personalizado a mujeres embarazadas en situaciones de riesgo

Acciones concretas que apuntan al disfrute de una sexualidad segura, la reducción de embarazos no deseados y la disminución de los índices de mortalidad materna.

Defensoría comunal contra la violencia machista

En tiempos de crisis y precarización, la violencia contra las mujeres no tarda en agudizarse. Es lo que ha ocurrido en Venezuela durante los últimos años. Un fenómeno que no ha encontrado en las instituciones públicas y el Estado una estructura capaz de proteger la vida de las mujeres, ni de impartir justicia frente a los hechos de violencia. Por tanto, es mucho lo que falta por hacer.

Quizá por eso resulte tan aleccionador lo que ocurre en los Centros Comunales de las Mujeres, donde se ha retomado la propuesta de las Defensoras Comunales contra la violencia machista, nacida en 2014 por iniciativa del Ministerio de la Mujer. Es este un programa que forma a lideresas y activistas de sus comunidades, para la detección, acción y protección de mujeres en situación de violencia.

Se trata de una eficaz estrategia que apunta a la atención inmediata de casos de violencia machista, como un primer anillo de protección a mujeres en situación de riesgo, pues pueden encontrar acompañamiento en su propio territorio.

Las Defensoras Comunales están formadas para asesorar a mujeres que estén dentro del ciclo de la violencia machista, acompañar su asistencia legal y emocional, y hacer contraloría social de las instituciones encargadas de dar respuesta a los casos. Se trata de un mecanismo preventivo de femicidios y actos de violencia irreversibles contra la vida de las mujeres, sus hijos e hijas.

Desarrollo económico y productivo

Entendiendo que la dependencia económica es uno de los factores de mayor limitación para la autonomía y el desarrollo de las mujeres, los Centros Comunales cuentan con herramientas para la formación y organización productiva de sus usuarias. Cada sede está dotada de espacios para el funcionamiento de talleres textiles, patios productivos (con insumos y semillas para la siembra), y otras áreas productivas según las propias particularidades de la comunidad abordada.

La dinámica de productividad inunda de entusiasmo a muchas usuarias al saber útiles que sus habilidades, oficios y conocimientos son útiles para su propia autonomía y para el desarrollo de las potencialidades de otras compañeras de sus comunidades. Se trata de un intercambio de saberes y experiencias que llena de vida y alegría la cotidianidad de las mujeres.

Formación para la revolución feminista

Otra función de gran importancia tiene que ver con las áreas de formación feminista ideadas para funcionar dentro de los propios Centros Comunales de la Mujer. Se encuentran equipados con libros, cartillas y otros insumos formativos esenciales. Este material proviene de donaciones realizadas por individualidades y organizaciones feministas que, en solidaridad y sororidad, comparten dichos textos con las comunidades organizadas a través de los Centros Comunales para la formación feminista. La invitación a donar material es permanente, y para hacerlo basta con contactar a la plataforma Unidas Anzoátegui a través de sus redes sociales @UnidasAnz.

Creación heroica

Segura estoy que mucho falta por enumerar entre los diversos beneficios que generan estos espacios. Una gran lección de futuro nos dan los Centros Comunales de la Mujer, nacidos en Barcelona, y que se expanden hoy ya por toda Anzoátegui. Es esta quizá la experiencia más esperanzadora para el feminismo venezolano. Ojalá pueda ser emulado, replicado y extendido por todo nuestro territorio. Se trata de la construcción del poder popular feminista a partir de nuestra propia realidad, como diría Mariátegui «ni calco, ni copia, sino creación heroica».

 

EGLIMS PEÑUELA LOVERA

@eglims21


 

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