El Carupanazo, marcó un antes y un después en la historia contemporánea de nuestro país, consecuencia de una Venezuela que venía de una de las dictaduras más sanguinarias de la historia, por lo que este alzamiento del 4 de mayo de 1962, protagonizado por jóvenes militares y el pueblo, fue la llama que encendió el sentir revolucionario y la necesidad de recuperar la democracia arrebatada por la derecha.
Rómulo Betancourt había dado la triste y lamentable orden de «disparen primero y averigüen después». Esto dejó como consecuencia una masacre sin precedentes en la zona, tras el asesinato de civiles y militares, sin importar si habían participado o no en el alzamiento.
La orden fue cumplida al pie de la letra por el entonces ministro de Relaciones Interiores, Carlos Andrés Pérez, porque debía impedir que la rebelión agarrara más fuerza y en el punto de una espiral para la incorporación de los demás cuarteles, donde existían numerosos oficiales comprometidos con la democracia.
Entonces el movimiento nacionalista y de la izquierda criolla contra Betancourt ganó terreno. El pueblo acusaba al gobierno de turno de implementar un régimen de terror contra la disidencia política y tenía que aniquilar por completo con el espíritu libertario del 23 de enero de 1958, cuando acabaron con la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Consecuencias
Con el Carupanazo llegó el Pacto de Punto Fijo, se ilegalizó al Partido Comunista y el MIR, y se atornilló una guanábana partidaria en la que AD y Copei se turnaron la silla en Miraflores, hasta finales del siglo XX cuando el cabeza caliente de Sabaneta siguió los pasos revolucionarios de sus antecesores orientales.
Aproximadamente, 250 fueron los sublevados. Se estima que 400 personas quedaron detenidas por este hecho histórico, en el que hubo muchos muertos.
La mañana de ese sábado en Carúpano, estado Sucre, se dio un levantamiento cívico-militar que dejaría su huella en el alma de todo venezolano. Al que le duele esta Patria y le dará las fuerzas del Batallón Sucre para defender la democracia y nuestra soberanía ante cualquiera que pretenda mancillarlas.
