Cada quien hala para su clase

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por: Fransay Riera.

 

El análisis sistemático de la situación económica de Venezuela se ha convertido en el principal pasatiempo de “analistas y especialistas” del área, quienes repetidamente hablan de la culpabilidad del gobierno ante “la destrucción del aparato productivo” venezolano, lo que indica una anulación de gran parte de la historia económica de Venezuela, pues no se puede destruir lo que nunca ha existido; habría que empezar por reconocer  que  desde  la  consolidación  de  la  industria  petrolera  como  principal fuente de recursos de la nación, Venezuela ha entrado en una especie de trampa parasitaria en la que el “empresariado” tiene que hacer poco o nada para obtener ingresos.

En este momento, hacer análisis económico partiendo solo de tecnicismos, es por demás un acto irresponsable de fragmentación de la realidad, por ello es necesario tomar en cuenta 2 elementos:

  1. Lo nacional: en primer lugar se debe admitir que existe una crisis económica de carácter estructural e histórico y en segundo lugar hay reconocer que la forma en que se comporta la economía de una nación, es el resultado de la interacción y la correlación de fuerzas políticas existentes en su territorio, es imposible separar ambos elementos, mucho menos en el contexto de contraposición de modelos y lucha ideológica que vive Venezuela desde la llegada del presidente Chávez
  2. Lo Internacional: hay que ubicar a Venezuela en el escenario mundial, pues la crisis generada en las propias entrañas del capitalismo, agudiza las condiciones para la producción y las importaciones de todas las naciones, sobre todo cuando el precio del petróleo y las medidas coercitivas unilaterales, son usadas como arma de presión política y financiera de los dueños de los grandes capitales transnacionales.

Colocando ambos elementos en el debate de la situación económica actual, se podría decir que si bien es cierto que el acaparamiento, el desabastecimiento y la especulación son fenómenos inducidos, usados como instrumentos de la guerra económica, no es menos cierto que tras uvarios año de medidas es poco lo que se ha avanzado en normalizar el mercado de rubros prioritarios, lo cual coloca al gobierno en una evidente vulnerabilidad y a su vez rompe la idea opositora del gobierno omnipresente que controla todo; pues pese a los esfuerzos del gobierno por apalancar aparato productivo, este aún se encuentra en posición defensiva frente a los embates de quienes tienen el verdadero control económico, dejando claras las limitaciones del poder político para la construcción de Socialismo cuando no se ha cimentado una estructura económica revolucionaria o por lo menos diferente a la existente.

El foul de CADIVI

  1. La gran mayoría de los venezolanos y venezolanas, nunca había tenido acceso ni conciencia de la existencia mucho menos posibilidad de acceder a divisas, aun cuando no había un control de cambio.
  1. Paradójicamente la democratización del acceso a las divisas, en una economía excluyente e improductiva como la de Venezuela, pasaba por establecer el control de cambio como medida de protección de los ingresos, se trata entonces de una decisión política más que de una medida económica.
  1. Democratizar las divisas en el seno de un Estado burgués, por demás corrupto, significaba un riesgo que el Estado Venezolano decidió asumir a la par de las transformaciones a la forma de ejercer el control político y financiero de la nación.
  1. El aparato oficial de control de divisas generó las condiciones para burlar sus propios mecanismos de vigilancia, generando una distorsión que favoreció en primer lugar a la clase históricamente dominante y en segundo lugar consolidó una clase media híbrida, pues se asumió un inexistente igualitarismo que subyuga los derechos de quienes tienen menos oportunidades, que al no usar sus divisas cedieron su beneficios a quienes tienen más bolívares en el bolsillo.

La aparición de los llamados “Raspa Cupo” y las “Empresas de Maletín”, fue la expresión de la mentalidad rentista de algunos venezolanos, que instauró una nueva forma de crimen organizado de quienes pretenden cual película de Hollywood, hacerse ricos de la noche a la mañana, esos que creen merecerlo todo por el simple hecho de existir.


Bloqueo y dolarización de facto

La edificación de una nueva estructura económica siempre va ser un camino largo en el que seguramente aparecerán miles de obstáculos y en el que la definición político-ideológica de un gobierno, ante una situación de crisis, no solo es el elemento más importante a analizar, sino que define las medidas de mitigación y administración de la misma. En el caso de Venezuela, frente a baja del precio del crudo y las dificultades productivas y financieras heredadas y acentuadas con el asedio diplomático y el bloqueo económico del gobierno norteamericano y las presiones internas de los sectores de oposición, bien pudiese el gobierno apostar al endeudamiento bajo las disposiciones los grandes organismos internacionales, salvaguardando los intereses de la burguesía nacional y disminuyendo los compromisos asumidos para saldar la gran deuda social obtenida por IV república; pero este no ha sido el caso, lo que deja ver los intereses y prioridades de los decisores del gobierno y de los dirigentes de derecha que con viejas fórmulas y atajos pretenden gobernar la nación desde banderas demagógicas.

Por otro lado, hay que admitir que el camino no es recto y que los controles pensados en algún momento de bonanza, requieren cierta flexibilidad en medio de una guerra sin cuartel, donde la circulación de divisas es tan natural que es justificada por el propio preidente Nicolas MaDURO “La decisión fue correcta, la economía de resistencia se ha venido autorregulando y en la autorregulación se han generado nuevas oportunidades de negocios en divisas convertibles, fundamentalmente en dólares (…) Todos los dólares que antes aportaba el estado por la renta petrolera, ahora los aporta la empresa privada. Ante la opción de reprimo o permito, tomé la opción, lo permito”

Las medidas asumidas representan soluciones de mediano impacto económico-financiero y bajo costo político. Mediano impacto, porqué se trata de medidas de protección de una parte de la fuga de divisas; y bajo costo político porque no se afectan a la población con mayor vulnerabilidad social. Sin embargo, es evidente que la mera política cambiarla es insuficiente y hace urgente la implementación de políticas que ataquen los desfalcos cometidos por los grandes acumuladores de capital, la lucha es también contra la impunidad y la corrupción.

Lo que está claro es que Venezuela sigue siendo víctima de irresponsable política económica de los gobiernos Adeco-Copeyanos y que al de diversificación de la economía se le agrega la tarea heroica de contra el imperialismo para construir junto al pueblo, una estructura económica socialista en un país potencialmente rico.

Fransay Riera.

 

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