El pasado jueves 18 de junio, Brasil tuvo un incremento de 23.050 contagios por coronavirus en 24 horas, manteniéndose como foco de la pandemia en América Latina con un total de 978.142 infectados.
Asimismo, este país superó los 1.200 fallecidos registrando 47.748 decesos por covid-19, ubicándose en el segundo país con mayor cantidad de muertes por coronavirus después de EE.UU.
De estas cifras, un 49% de pacientes están recuperados (482.102). Según datos oficiales el 85% de los 5.570 municipios del país cuentan con al menos un caso de contagio, cuyo principal foco es Sao Paulo con 46 millones de habitantes, 192.628 contagios y 11.846 muertes.
En segundo lugar Río de Janeiro, con 8.412 muertes y 87.317 infectados; donde pese al rechazo de algunos clubes de la región y los llamados de la comunidad científica se reiniciaron los partidos de fútbol sin público por el Campeonato carioca.
A pesar de esta realidad, Jair Bolsonaro ha manifestado que “Brasil no aguanta más el quédese en casa”.
Bolsonaro se ha caracterizado por desestimar las consecuencias de la pandemia con un manejo irresponsable de la gestión de salud que incluso constituye una amenaza para los países vecinos, especialmente Venezuela que mantiene un control de la enfermedad con los mejores resultados en América Latina.
La irresponsabilidad del gobierno brasileño ha provocado una migración masiva hacia Venezuela incrementando los casos de contagios en la frontera. Hasta la fecha no ha sido posible una articulación entre ambos gobiernos pese a los frecuentes llamados por parte de Venezuela y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para lograrla.