El vicepresidente de Brasil, General Hamilton Mourao, celebró este 31 de marzo el 57 aniversario del Golpe Militar que derrocó al presidente Joao Goulart.
Para Mourao, el comienzo de una de las dictaduras más atroces del siglo XX, fue una epopeya histórica. Ésta según impidió que “el movimiento comunista internacional pusiera sus garras en Brasil”.
El vicepresidente brasileño acompañó su mensaje con 2 imágenes que darían cuenta del apoyo popular al zarpazo que suspendió la democracia hasta 1985.
Neste dia, há 57 anos, a população brasileira, com apoio das Forças Armadas, impediu que o Movimento Comunista Internacional fincasse suas tenazes no Brasil. Força e Honra!
?FGV/CPDOC pic.twitter.com/j1SmtHwd93
— General Hamilton Mourão (@GeneralMourao) March 31, 2021
La posición de Mourao es la misma del presidente Bolsonaro y la de sus correligionarios. Desde sus posiciones de extrema derecha reivindican el Golpe Militar y relativizan su daño político, así como las víctimas que causó.
Para el actual Ministro de Defensa, General Braga Netto, el Golpe de 1964 debe ser “celebrado” y comprendido en el contexto histórico en que ocurrió.
Para el nuevo jefe de Defensa: “Las Fuerzas Armadas terminaron asumiendo la responsabilidad de pacificar el país; enfrentando el desgaste para reorganizarlo y garantizar las libertades democráticas de las que disfrutamos hoy”.
Revisionismo histórico
Según el nuevo funcionario de Bolsonaro, el derrocamiento del presidente Joao Goulart fue el término de un conflicto que venía escalando, y que según amenazaba la integridad del país.
Braga Netto remarca su argumento diciendo que “el movimiento de 1964 es parte de la trayectoria histórica de Brasil”.
El gobierno del actual presidente es considerado como un re-make del siglo XXI de aquel período; ya que reivindica la violencia política de la dictadura para suprimir a la disidencia política que despachan siempre con la etiqueta general de ser “comunistas”.
Desde Venezuela, el Canciller Jorge Arreaza respondió al mensaje del vicepresidente brasileño que “pronto ellos pasará a ser un mal recuerdo” en el paisaje político de América Latina.
