Bloqueo naval: la vieja maña del imperialismo

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Justo a un año de comenzar la etapa más agresiva de presiones contra el pueblo de Venezuela, Donald Trump vuelve a la carga con más amenazas a la estabilidad económica y social de este país; usando esta vez, la plataforma comunicacional de ABC de España para a través de un portavoz ”anónimo”, para reafirmar la posibilidad de activar acciones  militares y su disposición al uso de la fuerza, con claras alanzas en América Latina, con quienes estaría considerando seriamente un bloqueo naval.

Según el portavoz, esta nueva opción de bloqueo surge de la frustración del mandatario norteamericano, tras no lograr ninguno de los objetivos planteado con la oposición venezolana, para salida del poder del Nicolás Maduro. Del mismo modo, deja claro que las actuales posiciones de la casa blanca, dan continuidad a una “estrategia de seguridad” para el continente, aprobada por George Bush en 2004, que cuenta con cinco puntos neurálgicos incluyendo uno sobre la “preservación de la democracia” en todo el continente, con énfasis principal en Venezuela,  Cuba y Nicaragua.


Nada nuevo

Irán 1979. Estados Unidos posiciona veintiún buques de guerra y dos portaviones,  en las proximidades de Irán, amenazando con cerrar el estrecho de Ormuz e interceptar todos los barcos procedentes o con destino a Irán, bloqueando así el comercio y el tráfico marítimo, como represalia a la toma de su embajada por un grupo de estudiantes, cansado de la injerencia norteamericana.

Cuba 1962. El presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, firma la Orden Ejecutiva Presidencial 3447 con la instaura el bloqueo económico, comercial y financiero, que incluye restricciones al tráfico aéreo y marítimo, en un claro ataque a la relaciones de cooperación militar entre Cuba y la Unión Soviética.


Venezuela 2019

La autoproclamación de Juan Guaidó con todo el apoyo financiero y comunicacional de Estados Unidos (EE.UU.) y sus gobiernos aliados, así como la imposición de medidas coercitivas unilaterales no han sido suficientes, por lo que la intimidación con la escala del conflicto (bloqueo naval) siempre ha estado presente:

  • Agosto 2019. Tras la consideración de Donald Trump de un bloqueo cuarentena para Venezuela, el jefe del Comando Sur Craig Faller, en conjunto con la armada estadounidense, realizó ejercicios militares marítimos en Rio de Janeiro.
  • Agosto de 2019. Juan Guaido advirtió que un posible bloqueo naval de Estados Unidos sobre Venezuela aseverando que «no es un juego», refiriéndose a declaraciones del jefe del Comando Sur estadounidense.
  • Octubre de 2019. Teodoro Ribera, canciller del gobierno de Sebastián Piñera en Chile, manifestó que el gobierno de su país está dispuesto a aumentar la presión y tomar “medidas más estrictas”, como un bloqueo de las comunicaciones a Venezuela y el acceso al país por aire y mar. 
  • Septiembre de 2019. El Departamento del Tesoro bloquea los bienes e intereses de cuatro empresas que transportaban crudo venezolano: Caroil Transport Marine Ltd. Sede en Chipre y opera tres buques: Carlota C, Sandino y Petion; Trocana World Inc. Sede en Panamá y es el propietario registrado del buque Petion; Tovase Development Corp. Sede en Panamá y es el propietario registrado de Sandino y el Bluelane Overseas SA. Sede en Panamá y es el propietario registrado de Giralt.
  • Diciembre de 2019. El departamento del tesoro estadounidense suma sanciones, al tanquero de petróleo de bandera panameña Ícaro; y los de bandera venezolana: Luisa Cáceres de Arismendi, Manuela Sáenz, Paramaconi, Terepaima y Yare.


Distintos imperios, un mismo objetivo

Venezuela nuevamente se enfrenta a una amenaza, cuyos protagonistas se asemejan a los que en 1802, negados a ceder sus privilegios, se aliaron con interés transnacionales para concretar un bloqueo naval contra un gobierno negado a negociar su soberanía.

Hoy podemos afirmar que el imperialismo no cambia, las estrategias de presión contra sus adversarios se han mantenido y perfeccionado con el paso del tiempo; por eso bloqueos militares (marítimos) son considerados actos de guerra y están sujetos al derecho internacional y a la supervisión del Consejo de Seguridad de la ONU.

Razón por la que un bloqueo de las costas venezolana, sería el punto de quiebre del conflicto actual, ya que más allá de imponer restricciones a la entrada y salida de mercancías e insumos; estaríamos frente a una escalada de violencia, entrando así en un escenario de guerra convencional que se complementa con tácticas no convencionales ya ensayadas; que sin duda colocaría en riesgo la vida de todos los venezolanos y que seguramente encontrará la resistencia del pueblo organizado y profundamente chavista, convirtiendo este escenario en un riesgo con un costo político y económico muy alto, que probablemente gobierno de Donald Trump no está dispuesto a pagar.

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