Tras 1 mes y 5 días de asumir la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden emprendió su primera guerra desde el más alto cargo político en la nación norteamericana, con una acción militar de bombardeo contra territorio sirio.
La operación bélica consistió en un ataque aéreo en la región oriental de la República Árabe Siria. El gobierno estadounidense justificó la misión como una «respuesta» a ataques ejecutados por milicias que tienen el apoyo de Irán, sobre territorio iraquí.
De esta manera, Biden da continuidad a la herencia de Donald Trump, quien ordenó el asesinato del alto mando político y militar de Irán, Qassem Soleimani, el 3 de enero de 2020, en Bagdad, capital de Irak.
La ofensiva de las milicias se produjo hace 10 días en bases militares que mantiene Estados Unidos en la región del Kurdistán correspondiente al territorio de Iraquí. Allí, falleció un denominado «contratista» y otras 9 personas, entre ellas un soldado norteamericano.
¿Nueva escalada guerrerista?
Otros 2 incidentes se produjeron esta semana, uno de ellos cuando las milicias lanzaron cohetes hacia la «Zona Verde» de Bagdad. Presuntamente, el objetivo era impactar lugares en los que hay presencia de funcionarios del gobierno de Estados Unidos.
En este escenario, el Pentágono emitió un comunicado, a través del vocero John Kirby, en el cual aseveró que «bajo las órdenes de Biden; las fuerzas militares de Estados Unidos realizaron ataques aéreos esta tarde contra infraestructura usada por grupos militantes respaldados por Irán en el este de Siria».
Asimismo, el pronunciamiento oficial de Washington reivindica la decisión tomada por Biden para el bombardeo como una acción «para proteger al personal estadounidense y de la coalición». También expresa que los bombardeos están avalados por «medidas diplomáticas».
Por otra parte, el portavoz Kirby afirmó que las fuerzas estadounidenses actuaron de manera deliberada; porque la finalidad de las acciones de guerra busca desescalar lo que consideran una amenaza desde los territorios de Siria e Irak.