El brutal doble asesinato del personal del Gobierno de la Ciudad de México ha conmocionado al país, no solo por la frialdad del crimen, sino también por las sospechas de que representa un mensaje directo del narcotráfico a las autoridades. Este trágico suceso subraya el preocupante avance del crimen organizado en la capital. Ximena Guzmán y José Muñoz, miembros del círculo cercano de la jefa de Gobierno, Clara Brugada, fueron asesinados a sangre fría, un acto que ha desatado una ola de indignación y preocupación en la sociedad mexicana.
Los videos de las cámaras de seguridad revelan la brutalidad del ataque. Un sicario, con el rostro cubierto por un casco, se acercó al vehículo donde viajaban Ximena y José el martes por la mañana y les disparó varias veces. Esto indica que la agresión fue directa, no un asalto al azar. Después de cometer el crimen, el atacante caminó unos metros y luego huyó en una motocicleta. Hasta el momento, las autoridades no han identificado a los autores intelectuales de este crimen. La rápida y eficiente ejecución del acto ha levantado serias preguntas sobre la capacidad de respuesta y la efectividad de las medidas de seguridad actuales en la Ciudad de México.
La noticia llegó a la presidenta Claudia Sheinbaum en plena conferencia de prensa, generando una tensión política a nivel nacional. Las imágenes del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, informándole sobre el crimen en vivo se viralizaron rápidamente. Minutos antes, García Harfuch había presentado avances en seguridad y en la lucha contra el narcotráfico, pero el asesinato de la secretaria privada y el asesor de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México opacó cualquier anuncio positivo. Claramente, este incidente representa un desafío significativo para la administración actual y sus esfuerzos en materia de seguridad.
Dolor y activismo
Las redes sociales se llenaron de mensajes de dolor y tristeza. Los internautas recordaron con cariño la militancia de las víctimas en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido fundado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y que hoy gobierna a nivel nacional y en la capital con Sheinbaum y Brugada, quienes son las principales líderes políticas del país.
«Ximena y José eran grandes compañeros, personas buenas y trabajadoras, totalmente comprometidos con el servicio público, con la Ciudad de México y con la patria. Su ausencia nos duele profundamente. Pedimos justicia con respeto, firmeza y corazón, honrando su memoria y ejemplo», publicó Diego Hernández en X. El periodista Témoris Grecko expresó: «Quieren asustar a Clara y su equipo. Nos quieren asustar, a la ciudadanía chilanga, y a la del país. Aspiran a ahogar la utopía e instaurar el temor, la desconfianza y el egoísmo. Que sepan que no van a poder. (…) Por Ximena y por Pepe. Por nuestras compañeras y compañeros caídos a lo largo de décadas. No nos van a intimidar». Por su parte, la morenista Arlin Medrano agregó: «Hoy Ximena y José nos mueven a todo un país, pero también a un movimiento que se ha entregado tanto en vida, que nos ha tejido las noches, los sueños y las utopías de una izquierda que cambie el mundo».
El velorio de las víctimas tomó un cariz político en la noche. «¡Ni perdón ni olvido, castigo para los asesinos!», y «¡justicia!», coreaban los militantes de Morena que acudieron a apoyar a la jefa de Gobierno. Clara Brugada llegó al lugar visiblemente afectada, enfrentando la crisis más grave de su gestión, que comenzó hace casi siete meses. Este evento ha movilizado a la base del partido y ha puesto de manifiesto la frustración ciudadana ante la creciente violencia.
Acusaciones cruzadas y realidad del narcotráfico
La oposición no tardó en responsabilizar al Gobierno por el incidente, poniendo en duda los logros en el combate a los cárteles. «La presidenta y el gabinete de seguridad están muy cómodos y protegidos en Palacio Nacional, mientras México arde por la violencia que creció a niveles sin precedentes con Morena», acusó la senadora ultraderechista Lilly Téllez. El senador opositor Alejandro Moreno añadió: «El pueblo de México está harto de discursos vacíos. El país está desbordado, dominado por el crimen organizado (…) Lo que la gente exige es poder vivir sin miedo, salir a la calle con tranquilidad y confiar en que habrá justicia. Pero hoy, el gobierno de Morena ha abandonado a las familias mexicanas. (…) México está bañado en sangre».
En respuesta, el senador oficialista Gerardo Fernández Noroña denunció a la derecha política por incentivar «irresponsablemente» las agresiones contra funcionarios. Analizando el crimen, el diario Milenio reveló, con base en información de las secretarías de Defensa y Marina, el Centro Nacional de Inteligencia y la Administración de Control de Drogas (DEA), que las organizaciones criminales que más han crecido en los últimos años en la Ciudad de México son el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa. A estos se suman la Unión Tepito, Fuerza Anti Unión, el Cártel de Tláhuac, el Cártel del Golfo, el Cártel del Noreste y La Familia Michoacana. La disputa por el control de millonarios negocios como el tráfico de drogas y las extorsiones se mantiene abierta, exacerbando la violencia y poniendo en jaque la seguridad ciudadana. La sociedad mexicana exige respuestas y soluciones efectivas ante este alarmante aumento del doble asesinato del personal y la escalada de la violencia criminal.